PALABRA DIEZ

sobre toda impotencia. Aquellos que nos traen su testimonio y su informe, a pesar de todas las diferencias en sus métodos, temperamentos y caminos, están totalmente de acuerdo con los principios este asunto. Por su cantidad, ellos tienen la autoridad de la unanimidad. Por su cualidad, ellos tienen la autoridad del culto consenso. Por su rango, cada uno es una estrella que guía a la humanidad, del ojo apreciado de un pueblo, el objeto de veneración de una nación. Por su importancia, cada uno es un experto y una autoridad en el asunto. En cualquier arte o ciencia, se prefiere a dos expertos antes que a miles de inexpertos, y dos afirmadores positivos, antes que miles de negadores de la transmisión del informe. Por ejemplo, el testimonio de dos hombres afirmando que ven la luna creciente al principio del Ramadán anula totalmente la negación de miles de negadores.

En resumen: En el mundo entero no hay un informe más verdadero, no hay una reivindicación más firme, no hay una verdad más aparente que ésta. El mundo es sin duda un campo, y la resurrección como un suelo trillado, una cosecha. El Paraíso y el Infierno son los almacenes.

DÉCIMA VERDAD 

La Puerta de la Sabiduría, la Gracia, la Misericordia y la Justicia; la Manifestación de los Nombres de Omnisciente, Generoso, Justo y Misericordioso

¿Es acaso posible que el Glorioso Poseedor de todo Dominio en este hospedaje efímero del mundo, en este transitorio lugar de prueba, en este sitio de interés inestable que es la tierra, tan manifiesta de sabiduría, tan evidente de gracia, tan sobrecogedora de justicia, tan abarcativa de misericordia; es acaso posible que en Su reino, en los mundos de las dimensiones externas e internas de las cosas, no existieran moradas permanentes con habitantes eternos, posiciones duraderas con residentes inmortales, y que como resultado todas las verdades de la sabiduría, la gracia, la misericordia y la justicia que vemos ahora se deteriore hasta convertirse en la nada?

Nuevamente, ¿es acaso posible que ese Ser Omnisciente elija al ser humano, entre toda Su creación, para recibir un tratamiento directo y universal por parte de Él, lo convirtieran en un espejo contenedor de Sí Mismo, le permitiera probar, pesar y familiarizarse con todos los contenidos de Sus tesoros de misericordia, Se hiciera conocer con todos Sus Nombres, lo amara y se hiciera amado a Sí Mismo; que Él hiciera todo esto y después no despachara al ser humano desdichado hacia ese reino eterno, lo invitara a esa morada de dicha permanente y hacerlo feliz allí?

¿Es acaso posible que Él impusiera sobre cada ser, como una semilla, una tarea tan pesada como un árbol, montar sobre él las instancias de Su sabiduría tan numerosas como las flores, y aspectos beneficiosos tan numerosos como las frutas, pero asignarle a esa tarea, a esas instancias de Su sabiduría y a esos aspectos benéficos, un propósito que pertenece sólo a este mundo, algo


incumplimiento natural del alma del incrédulo, hace necesario que esta incredulidad sea imperdonable. Las palabras . اِنَّ الشِّرْكَ لَظُلْمٌ عَظِيمٌ “Asignar compañeros a Allah es verdaderamente una enorme atrocidad” (Corán, 31:12) expresa este significado.