PALABRA VEINTITRÉS

Capitulo Segundo

Este capítulo consiste de cinco notas

sobre la felicidad y la miseria del ser humano.

[El ser humano ha sido creado como el modelo más excelente de todo y está dotado de las habilidades más comprensibles; él ha sido arrojado a una arena de examen donde puede subir a lo más alto o caer en lo más bajo, de  la Tierra al Trono Divino y de las partículas pequeñitas hasta el sol; ha sido enviado a este mundo como un poderoso milagro y es el resultado de la creación y del excelente arte Divino frente al que se han abierto dos caminos que lo guían, hacia arriba o hacia abajo. Así, explicaremos el misterio de este maravilloso progreso y decadencia del ser humano en “Cinco Notas”.]

PRIMERA NOTA: El ser humano necesita la mayoría de las cosas del Universo y se interesa por ellas. Sus necesidades se extienden a todas partes del Universo y sus deseos se extienden a la eternidad. Tal como quiere una flor, quiere la primavera. Tal como desea un jardín, desea el Paraíso Eterno. Tal como necesita que le abran la puerta cuando visita a un ser amado que vive en otro lugar, del mismo modo, para visitar al noventa y nueve por ciento de sus amigos que ya han viajado a la morada intermedia y se han salvado de la separación eterna, necesita refugiarse en la Corte del Todopoderoso Quien cerrará la inmensa puerta de este mundo y abrirá la puerta que exhibe las maravillas de la Otra Vida. Es Él Quien va a quitar este mundo para sustituirlo por el Otro.

Así, el ser humano que se encuentre en esa situación tendrá como único Objeto de Adoración a Quien tiene en la mano las riendas de todo, Quien tiene a Su lado todos los tesoros, Quien todo Lo ve, Quien es Todo Presente, Quien no está limitado por el espacio, Quien está exento de impotencia y libre de equivocación; el Todo Poderoso de Gloria, el Todo Compuesto de Belleza, el Poseedor de Sabiduría de Perfección.

¡Eh, tú!, si crees únicamente en Él y eres Su siervo fiel, ganarás un grado superior a todos los seres. Si te resistes a servirle sólo a Él, serás degradado hasta convertirte en esclavo de los seres impotentes. Si te confías a tu ego y a tu propio poder y abandonas la confianza en Allah y en la súplica, y si te desvías en el orgullo y soberbia, entonces, con respecto a lo bueno y a la creación, descenderás a una escala tan baja como la de una hormiga o una avispa y quedarás más impotente que una araña o una mosca. Con respecto a lo malo y a la destrucción, serás más pesado que la montaña y peor que la pestilencia.

¡Oh, sí, ser humano! Tú tienes dos aspectos: uno es el aspecto de la creación, lo bueno, lo positivo y los actos; el otro es la destrucción, lo malo, lo negativo y la inactividad. Respecto al primer aspecto, eres menos que una avispa o un gorrión y más débil que una araña o una mosca. Respecto al segundo aspecto, tú sobrepasas a las montañas de  la Tierra y de los cielos. Tú cargarás con lo que ellos expresaron su impotencia delante de ella. Así ganas un poder más grande y extenso del que ellos tienen. Mientras que si tú haces algo bueno o creativo, lo puedes hacer bien con las limitaciones de tu poder y fuerza propia y hasta donde pueda llegar tu mano. Si haces el mal o destruyes, entonces tu maldad abarca todo y tu destrucción se extenderá.

Por ejemplo: la incredulidad es maldad, destrucción y ausencia de afirmación. Pero esta única maldad abarca la desvalorización de todo el Universo, desvaloriza todos los Nombres Divinos, y abusa de la humanidad, porque estos seres tienen un rango altísimo y una misión muy importante. En realidad ellos son la carta Divina, espejos Divinos y funcionarios Divinos.

La incredulidad, sin embargo, los expulsa de sus grados de ser reflejos, funcionarios y representantes de Allah y los reduce a un nivel absurdo y son juguetes de la casualidad. Y a través de la destrucción de la muerte y de la separación, los rebaja al grado de ser una sustancia efímera que decae rápidamente, quitando y desvalorizando su importancia. Y, también mediante la negación insulta a los Nombres Divinos, a las inscripciones, a las manifestaciones y a las bellezas que se ven por todas las partes del Universo y en los espejos de los seres vivos. Y lo degrada a la posición más humilde, débil, impotente y necesitada del más insignificante de los animales y así pierde el rango de apoderado de Allah en  la Tierra como ser humano, porque el ser humano es como una oda perfectamente escrita que manifiesta los Nombres Sagrados Divinos, y es como una semilla del milagro evidente del Poder Divino que contiene a todos los miembros de un árbol eterno y quien, asumiendo “la Confianza Suprema”, llegó a ser lo más alto de  la Tierra, del cielo y de las montañas, ganando superioridad a los ángeles. La incredulidad lo reduce al nivel de ser como un letrero lleno de indicaciones sin sentido, confusas y que se deteriora rápidamente.

Resumiendo: Respecto a la destrucción y a hacer el mal, el espíritu que se rige por la maldad puede cometer infinidad de crímenes; pero con respecto a la creatividad y al hacer el bien, su poder es parcial y limitado. Sí, puede destruir una casa en un día pero no puede construirla en cien días.

Sin embargo, si el ser humano deja el egoísmo y busca el bien y la asistencia Divina, si se aleja del mal y de la destrucción, si confía en el espíritu y llega a ser un verdadero siervo de Allah que busca Su perdón, entonces será una manifestación del significado de la siguiente aleya: يُبَدِّـلُـ اللّٰهُ سَيِّئَاتِهِمْ حَسَنَاتٍ [1]

La capacidad infinita de esa persona para hacer el mal se transformará en una capacidad infinita para hacer el bien. Tiene el valor de “el Más Excelente de los Modelos” y ascenderá a lo más alto de la escala.

Así, ¡eh, ser humano desatento!, observa que tan grande es la generosidad y la munificencia de Allah Todopoderoso. Aunque sería justo registrar una mala acción como si fueran mil, y un acto de bien como uno solo, o incluso nada, Allah registra una mala acción como una sola, y una buena acción, como una, o diez, o a veces setenta, setecientas o hasta siete mil.

De esta nota tienes que entender que entrar en el terrible infierno es una retribución justa por el mal que se ha hecho, mientras que entrar en el Paraíso es generosidad pura.

SEGUNDA NOTA: El ser humano tiene dos caras: una, relacionada a su egoísmo, que presta atención a la vida mundanal; la otra, relacionada a cómo adorar y servir a Allah, presta atención a la Vida Eterna.

Con respecto a la primera, el ser humano es un ser tan miserable que su capital consiste sólo en lo siguiente: de su voluntad sólo tiene una capacidad de selección tan pequeña como un pelo; de su poder, tiene una habilidad débil para conseguir algo; de su vida, como una llama que dura poco y se extingue rápidamente; y de su ser, su pequeño cuerpo insignificante que se deteriora rápidamente. En resumen, el ser humano es un ser delicado, tan sólo un individuo débil entre los innumerables seres que habitan los diferentes niveles del Universo.

Con respecto a la segunda, y especialmente en cuanto a su impotencia y pobreza en relación al servicio de Allah, cobra amplia y vasta importancia, porque Allah, Creador Omnisciente, ha puesto en la naturaleza del ser humano una impotencia infinita y una gran pobreza ilimitada para que pueda ser un espejo extensivo que contenga las innumerables manifestaciones del Todopoderoso y Compasivo cuyo poder es infinito, y es el Poseedor de Toda Generosidad y Riqueza.

Ciertamente el ser humano parece una semilla. Una semilla a la cual El Poder Divino le ha otorgado ciertas facultades inmateriales y significativas, así como también un sutil y valioso programa por Determinación Divina, para que pueda trabajar debajo de  la Tierra y, emergiendo de ese estrecho mundo, pueda entrar en el ancho mundo del aire y, al pedirle a su Creador (con la lengua de la disposición) ser un árbol y pueda encontrar una perfección digna de sí mismo. Si a causa del mal temperamento, esta semilla usa esas facultades inmateriales que se le han dado para atraer sustancias perjudiciales para sí misma en  la Tierra, en poco tiempo se pudrirá y se echará a perder en ese estrecho lugar sin obtener ningún beneficio. Pero, si esta semilla se encomienda al mandamiento del Creador, que dice:

فَالِقُ الْحَبِّ وَالنَّوٰى [2] y, si emplea bien estas facultades inmateriales, emergerá de ese estrecho mundo y, habiéndose convertido en un gran árbol cargado de frutos, su realidad particularmente pequeña y su espíritu tomará la forma de una realidad Universal y extensiva.

De la misma manera, el Poder Supremo y el Determinador Divino, ha depositado en la naturaleza del ser humano facultades significativas y programas valiosos. Si el ser humano usa esas facultades para satisfacer los deseos de su espíritu y para darse gustos insignificantes, debajo de  la Tierra de la vida mundanal  y en los estrechos confines de este mundo terrenal, se echará a perder y se descompondrá en medio de dificultades, en una corta vida, en un espacio reducido, como una semilla podrida, y hará responsable de esto a su desafortunado espíritu y después partirá de este mundo.

Si por el contrario, el ser humano nutre la semilla de sus habilidades con el agua del Islam, con la luz de la fe bajo el suelo de la adoración y el servicio de Allah, cumple con los mandamientos del Sagrado Corán y si usa sus facultades inmateriales para sus verdaderos objetivos, estas darán como resultado ramas y retoños en el Mundo de las Similitudes y en la morada intermedia. Será así una semilla de gran valor y una maquina brillante que contiene los frutos de un árbol perpetuo y una realidad permanente que se convertirán en innumerables perfecciones y bendiciones en el Paraíso. Y será una fruta bendecida y luminosa del árbol del Universo.

Sí, el progreso verdadero es dirigir las caras del corazón, del espíritu, de la inteligencia y también de la imaginación y otras facultades sutiles otorgadas al ser humano hacia la Vida Eterna para que cada una esté ocupada exclusivamente en la adoración que lo hará merecedor de ella. Quienes están mal guiados imaginan que el progreso es sumergirse en cada pequeño detalle de la vida mundanal y, para saborear todo tipo de placeres (aún de los más ínfimos), someterse a un espíritu desviado, a todas las facultades del corazón y de la mente para que lo asistan. Hacer esto no es progresar, es decaer.

Yo presencié este hecho en una visión que describiré en la siguiente comparación:

Yo estaba entrando en una ciudad grande cuando noté que estaba llena de inmensos palacios. En las puertas de algunos de estos palacios había un gran jolgorio, como si estuvieran en un teatro brillante, que llamaba la atención de todos y los entretenía. Miré con atención y me di cuenta de que el dueño de uno de esos palacios esta en la puerta jugando con un perro y ayudando en el jolgorio. Las señoras se complacían conversando de cerca con jóvenes de malos modales. Las niñas más grandes organizaban los juegos de los niños más pequeños. Y el portero había asumido el rol de director de todos ellos. Entonces me di cuenta de que dentro del gran palacio estaba completamente vacío. Los deberes importantes estaban sin hacer. La moral de sus habitantes había caído tan bajo que exponían sus roles en la puerta.

Seguí caminando hasta que llegué a otro palacio grande. Vi que en la puerta había un fiel perro echado, y un severo y taciturno portero de aspecto mediocre.

Quise saber. ¿Porqué unos son así y otros no son así? Entre allí. Vi que la parte de adentro era muy bonita. En cada piso, la gente del palacio estaba ocupada realizando los quehaceres diarios. Las personas del primer piso organizaban la administración y se preocupaban de las necesidades. En el piso de arriba las niñas les enseñaban a los niños. Encima de ese piso, las señoras estaban ocupadas realizando bellas artes y hermosos bordados. Y en el último piso, el noble intercambiaba noticias con el rey y estaba ocupado con sus sagrados deberes para mantener la tranquilidad de la gente y sus propios logros y progresos. Nadie me prohibió la entrada porque nadie me podía ver, así que entré y deambulé por allí. Después salí y miré todo alrededor. En toda la ciudad existían esos dos tipos de palacios. Pregunté y me dijeron: “Los palacios donde hay fiesta en la puerta y la parte de adentro está vacía pertenecen a los íncredulos más destacados y a la gente mal guiada. Los otros pertenecen a los musulmanes notables”. Luego, en una esquina encontré un palacio en cuya puerta estaba escrito mi nombre: Said. Me causó mucha curiosidad. Miré más de cerca y me pareció como si viera mi imagen reflejada en la puerta. Perplejo, grité, volví en mí y me desperté. Y voy a interpretar ésta visión para ti. Que Allah cause un bien de ello.

Esta ciudad era la vida social humana y la de la civilización del ser humano. Cada uno de los palacios era un ser humano. La gente de los palacios eran las facultades sutiles del ser humano como sus ojos, oídos, corazón, pensamientos, espíritu, intelecto y cosas como el espíritu caprichoso y el poder de la lujuria y de la ira. Cada facultad del ser humano tiene una misión diferente al servicio de Allah. El espíritu caprichoso y los poderes de la lujuria y de la ira son como el portero y el perro. Así, someter las facultades sutiles y benditas a un espíritu caprichoso, y hacerles olvidar sus deberes fundamentales es ciertamente declinar y no es progresar. Puedes interpretar el resto tú mismo.

TERCERA NOTA: Con respecto a sus actos, obras y labores, el ser humano es un animal débil, un ser impotente. La extensión de su poder de disposición y posesión es tan limitada que no llega Más allá de lo que alcanza su mano. Los animales domésticos, cuyas riendas están en manos de los seres humanos, comparten una parte de esa debilidad, impotencia y pereza, tal es así que si se los compara con sus pares salvajes, se ve una gran diferencia (como la diferencia entre cabras y vacas de un rebaño y las salvajes).

Pero, en cuanto a la pasividad, aceptación, súplica y ruego, es un pasajero honrado en esta casa de huéspedes que es el mundo. Él es un huésped de Alguien tan Generoso que le había abierto los tesoros infinitos de la misericordia y había sometido innumerables sirvientes al servicio del ser humano. Y una esfera tan grande se le ha preparado para su  recreación, diversión y beneficio de este huésped que su diámetro es tan largo y ancho como al que puede llegar la imaginación.

Así, si el humano se apoya en su ego y hace de su vida mundana su objetivo, y trabaja para ciertos placeres temporales en su lucha por vivir, se agobia en un espacio extremadamente limitado y después desaparece. Todos los sistemas y todas las facultades dadas al ser humano atestiguan contra él en la resurrección y traen una petición en su contra. Pero si él sabe que es un huésped, gasta el capital de su vida dentro de lo que le permite Quien es su Anfitrión Generoso, se esfuerza por obtener la vida eterna, para luego relajarse y descansar. Así, él puede elevarse a lo más alto.

Del mismo modo, todas las facultades dadas al ser humano atestiguan favorablemente en el Otro Mundo. Ciertamente, todas las facultades maravillosas dadas al ser humano no son para su vida mundana insignificante, sino para una vida eterna de gran significación, porque si comparamos al ser humano con los animales, vemos que el ser humano tiene cien veces más facultades que los animales. Pero con respecto a los placeres mundanales, el ser humano desciende cien veces más abajo que los animales, porque por cada placer que recibe, hay una huella de mil dolores. Los dolores del pasado y miedos del futuro, y el dolor de cada placer estropea lo que ha gozado con él, y deja una huella en su placer. Pero los animales no son así. Ellos reciben placeres sin dolores. Tienen gozo sin pena. Ni las penas del pasado les hacen sufrir, ni los miedos del futuro los angustian. Viven en paz y dan gracias a su Creador.

Entonces el ser humano, que se creó con el valor de los modelos más excelentes, si restringe su mente a esta vida mundana, descende cien veces por debajo de un animal como el gorrión aunque respecto a su capital el humano sea cien veces superior. En otra ocasión ya había explicado esta verdad por medio de una comparación. Es el momento de volver a explicarla.

Un hombre le da diez piezas de oro a uno de sus sirvientes y le ordena que se haga un traje de una tela en particular. A otro sirviente le da mil piezas de oro y una brújula -con una nota escrita- que le pone en el bolsillo y lo envía al mercado. El primer sirviente compra un traje excelente con las diez piezas de oro. El segundo sirviente, por descuido, viendo al primer sirviente, sin leer la nota de la brújula que tiene en su bolsillo, da las mil piezas de oro a un tendero y pide un traje. El tendero, deshonesto, le da un traje de la peor calidad. Este irresponsable sirviente, se lo entregó a su señor y recibió una reprimenda y un castigo terrible. Así, hasta el menos inteligente entiende que las mil piezas de oro dadas al segundo sirviente no sólo eran para comprar un traje, sino para negociar algo más importante.

Por lo tanto, cada órgano y facultad sutil del ser humano ha crecido a un nivel cien veces más amplio que el de los animales. Por ejemplo: Reflexiona sobre las facultades del ser humano, como los ojos que pueden discernir todos los grados de la belleza, o como la lengua, que con el gusto puede distinguir todas las variedades de sabores particulares de los alimentos, o como su mente, que puede analizar los puntos más profundos de realidad, o como su corazón, que suspira por toda clase de perfección; y luego reflexiona sobre los órganos extremadamente simples de los animales que sólo se han desarrollado en uno o dos grados. Existe sólo esta diferencia: en los animales, una facultad específica para una función y de una especie en particular se desarrolla más. Pero ese progreso es específico.

La razón de la riqueza del ser humano con respecto a sus facultades es la siguiente: a causa de la mente y del pensamiento, las sensaciones y los sentimientos del ser humano se han desarrollado y extendido mucho. Y por sus múltiples necesidades, se formó una gran variedad de emociones. Y sus sensaciones son muy diversas. Y por su naturaleza tan integral, sus deseos se diversifican sobre muchas cosas. Y también por tener muchos deberes innatos, sus órganos y facultades han crecido mucho. Y como había sido creado con una naturaleza capaz realizar cualquier clase de adoración, se le habían dado habilidades que contienen las semillas de todas las perfecciones.

Así, esta gran riqueza en facultades, este inmenso capital no le fue dado para procurarse esta vida mundana temporal; sino, para cumplir el deber fundamental del ser humano, que es dirigir sus misiones hacia innumerables objetivos y proclamar su impotencia, su pobreza, y sus errores a través de la oración; y observar las glorificaciones de lo existente con un ojo universal y atestiguarlas. Y tener agradecimiento por la asistencia del Más Misericordioso con ofrecimientos y, contemplar los milagros del poder Divino sobre todo lo que existe, aprendiendo de ellos con una mirada abierta.

¡Eh, ser humano!, adorador de este mundo, amante de la vida mundana e ignorante del secreto del más excelente de los modelos. El viejo Said vio la realidad de la vida mundana en una visión. Escucha esta comparación para comprender cómo me transformé en un nuevo Said.

Me vi como un viajero que emprendía un largo viaje, es decir, que alguien me enviaba. Mi amo me daba dinero poco a poco, sesenta piezas de oro que él me había asignado. Lo gasté y llegué a un hospedaje muy divertido. En este hospedaje, en una noche gasté diez piezas de oro en juegos de azar, en entretenimientos y en buscar la fama. Por la mañana no tenía nada de dinero. No pude hacer negocios. No pude comprar nada para el lugar a donde iba. Lo que me quedó de todo ese dinero eran pecados y dolores, y de los entretenimientos sólo quedaron heridas y pesares. Mientras yo estaba en este estado terrible, un hombre apareció de repente. Y me dijo:

“Has perdido todo tu capital y te mereces un castigo. Te irás a tu destino en quiebra y con tus manos vacías. Pero, si tienes sabiduría, la puerta del arrepentimiento está abierta. Cuando te den las quince piezas de oro que faltan, guarda la mitad. Es decir, compra algunas cosas que necesitarás a dónde vas”.

Lo miré, pero mi espíritu no estaba de acuerdo con eso.

Entonces él dijo:“Un tercio, pues.”

Aún así, mi espíritu no lo aceptó.

Entonces él dijo: “Un cuarto.”

Pero mi espíritu no podía abandonar el mal hábito al cual ya era adicto, entonces el hombre se dio la vuelta enfadado y se fue.

De pronto, la escena cambió. Vi que yo estaba en un tren que descendía rápidamente por un túnel. Me asusté pero no podía hacer nada, no me podía escapar a ningún lado. Extrañamente, flores atractivas y frutas tentadoras aparecieron a ambos lados del tren. Y yo, como un tonto sin experiencia, las miré y estirando mi mano traté de tomarlas. Pero ya que estas flores y frutas tenían espinas que rasgaron e hicieron sangrar mis manos. Con el movimiento del tren mis manos resultaron heridas y me dolían mucho.

De pronto, el guarda del tren me dijo: “Dame cinco monedas de oro y te daré cuantas flores y frutas quieras. Te has causado daño por un valor de cien monedas de oro rasgando tu mano, mucho más de lo que yo te pido. Además hay un castigo, no puedes tomarlas sin permiso”.

Con angustia saqué mi cabeza por la ventanilla del tren, y miré hacia adelante para ver cuánto faltaba para terminar. Vi que, a la salida del túnel aparecían muchos agujeros a donde muchas personas eran arrojadas desde el tren. Vi un agujero en frente mío con una lápida. La miré sorprendido porque vi mi nombre escrito sobre la lápida: “Said”. Absolutamente sorprendido, dije “¡Ay!”. Después, escuché, de pronto, al hombre que me había dado consejos en la puerta del hospedaje.

Me dijo: “¿Ya te has dado cuenta?”

Dije: “Sí, me he dado cuenta, pero ya es demasiado tarde”.

Entonces dijo: “Arrepiéntete, y encomiéndate a Allah”.

Le respondí que así lo hice. Entonces me desperté y me vi como un nuevo Said, el anterior ya había desaparecido.

Y esa fue mi visión. ¡Que Allah cause un bien de ella! Yo interpretaré una o dos partes y luego tú puedes interpretar el resto.

El viaje era el trayecto que se recorre desde el mundo de los espíritus, al vientre de la madre, de la juventud, a la ancianidad, del cementerio, a la región intermedia, de la resurrección (pasando por el puente), a la eternidad. Las sesenta piezas de oro son sesenta años de la vida y estimo que cuando tuve esta visión tendría cuarenta y cinco años. No tengo nada para garantizarlo, pero un estudiante sincero del Corán Omnisciente me aconsejó que dejara la mitad de las quince piezas de oro que me quedaban para la vida eterna. Mi hospedaje para mi había sido Estambul. Este tren es el tiempo y cada vagón, un año. En cuanto al túnel es la vida en este mundo. Las flores y frutas con espinas son los placeres ilícitos y los entretenimientos prohibidos que causan dolor, porque mientras nos complacemos con ellos, también sufrimos por su desaparición, y alejarnos de ellos nos hacen sangrar y nos rompe el corazón. También esto nos hace merecedores de un castigo. El guarda del tren me había dicho que le diera cinco monedas de oro que él me daría cuantas flores y frutos quisiera.

La interpretación de esto es la siguiente: los placeres y entretenimientos que el ser humano recibe lícitamente dentro de lo que le está permitido son suficientes. No le hace falta entrar en lo ilícito. Tú puedes interpretar el resto.

CUARTA NOTA: El ser humano se parece a un niño delicado y mimado en este universo. Sin embargo, existe una gran fuerza en su debilidad y un gran poder en su impotencia porque es por la fuerza de su debilidad y por el poder de su impotencia que los seres vivos se han sometido ante él.

Si el ser humano comprende su debilidad y ofrece súplicas verbales, y si con su estado y su conducta reconoce su impotencia y busca ayuda cumpliendo las gracias, de ese afecto obtiene sus deseos y sus objetivos son dominados por él ya que con su propio poder no los puede obtener. Sólo a veces incorrectamente atribuye la satisfacción de su deseo a su poder propio, que ha obtenido por las súplicas ofrecidas mediante la lengua de su disposición.

Por ejemplo: La fuerza en la debilidad de un pollito provoca que la gallina madre ataque a un león. Y es alimentado por ella a pesar de que es salvaje y está hambrienta. Así, esto es un asunto de atención, una fuerza en la debilidad, una manifestación de la misericordia Divina que merece ser destacada…

Tal como un niño infeliz llora y pide, o con su estado melancólico somete sus deseos a sí mismo y fuerzas notables se someten a él, no puede conseguir ni uno de sus miles de deseos y con su fuerza miles de veces más que tiene. Es decir, porque su debilidad y su impotencia provocan la compasión y el cuidado sobre él, pueden someter a un héroe ante sí con su dedo meñique. Ahora, un niño así que niegue esta compasión y abuse de este cuidado con orgullo, y diga; “Los domino con mi propia fuerza”, por supuesto recibirá una bofetada.

De la misma manera, el ser humano niega la misericordia y los alimentos de la generosidad de su Creador y denuncia su sabiduría, como Karun, cuando dice: اِنَّمَٓا اُوﮀت۪يتُهُ ﱬ عِلْمﭰ[3] es decir; “yo lo gané con mi sabiduría y potencia propia” por supuesto que también se merece un castigo.

Entonces, esto significa que la dominación del ser humano, los avances humanos y los logros de la civilización, que deben ser observados, se han sometido a él, no porque él los haya atraído, o por haberlos conquistado a través del combate, sino por su debilidad. Ha contado con ayuda a causa de su impotencia. Se le han concedido debido a su indigencia. Él se ha inspirado con ellos debido a su ignorancia. Se les ha dado él debido a su necesidad. Y la razón de su dominación no es su fuerza ni su poder de conocimiento, sino la compasión y la clemencia de Quien Sostiene, con Su misericordia y sabiduría Divina que han hecho que todo lo que exista se someta ante él. Sí, lo que hace el ser humano, que derrota a los insectos como los escorpiones sin ojo y a los serpientes sin pies, se viste de seda mediante un gusano pequeño y come la miel mediante un insecto venenoso, no es por su propio poder, sino porque Allah Misericordioso ordena que así sea a causa de la debilidad del ser humano.

¡Eh, ser humano! Si la realidad es así; deja el orgullo y el egoísmo. En la corte Divina, proclama tu impotencia y debilidad con la lengua de la ayuda, y tu pobreza y necesidad con la lengua del ruego y de la súplica, y demuestra que eres Su siervo y di:

[4]حَسْبُنَا اللّٰهُ وَنِعْمَ الْوَك۪يلُ “Allah nos basta y Él es el mejor Protector”. y elévate. Y, no digas: “No soy nada, ¿qué importancia tengo que, este Universo se somete intensivamente a mí por Un Todo Poderoso Absoluto; y se piden las gracias completas de mi parte?” Porque tú por supuesto no eres nada respecto a tu espíritu y tú forma. Pero, desde el punto de vista de los deberes y del rango que tienes, tú posees el valor de ser un observador atento de este Universo majestuoso, y de ser una lengua que habla elocuentemente de esta existencia perfecta, y de ser un discerniente lector de este libro del Universo, y de ser un superintendente glorioso de los seres evocadores, y de ser un capataz de respeto de estos seres que se maravillan con glorificaciones.

¡Eh, ser humano! Tú, respecto a tu cuerpo físico-vegetal, y a tu espíritu animal eres un sordo parcial, una partícula despreciable, un ser pobre, un animal débil que te vas tirando entre los movimientos de los seres existentes. Pero perfeccionándote con la educación del Islam el cual está iluminado con la luz de la fe la cual consiste en irradiación del amor Divino, como humano, y siendo siervo de Allah, eres un Rey y dentro de tu individualidad eres un todo completo, y dentro de tu pequeñez eres un Universo. Y dentro del desprecio, tu rango es muy grande y eres un observador con una facultad tan extensa que, puedes decir: “Mi Señor Compasivo, Quien Sostiene, hizo del mundo una casa para mí. E hizo del sol y de la luna unas lámparas para mi casa, y de la primavera un ramo de rosas, y del verano una mesa repleta de comidas con generosidad y del animal un sirviente para mí. E hizo de las plantas, un surtido de decoraciones para mi casa.”

Para concluir: Si haces caso a Satanás y al espíritu maligno, descenderás a lo más bajo. Pero si escuchas la Verdad y el Corán puedes elevarte a lo más alto y serás el modelo más excelente del Universo.

QUINTA NOTA: El ser humano es enviado a este mundo como un funcionario y huésped dotado de habilidades muy importantes. Y según estas habilidades se le han confiado muchos deberes importantes. Y también ha sido dotado con una gran fortaleza de ánimo y con el peso de amenazas severas para hacerle trabajar para estos objetivos y deberes. Aquí resumiremos los deberes fundamentales de los seres humanos como siervos de Allah que habíamos explicado en otra parte para que se entienda el secreto de “El Modelo Más Excelente”.

Cuando el ser humano llega a este universo, tiene dos aspectos en lo que respecta a adorar y a servir a Allah. El primer aspecto es; la adoración y la contemplación en ausencia del Objeto de Adoración. El otro aspecto es; la adoración y la súplica en Su presencia y dirigiéndose a Él directamente.

El Primer Aspecto es: Afirmar sencillamente la soberanía del Dominio aparente en el Universo, observar la maravilla de sus perfecciones y virtudes.

Después, proclamar y anunciar las únicas artes que consisten en las inscripciones de los Nombres Sagrados Divinos mostrándolos a los demás.

Después, sopesar con las escalas de la mente, las joyas de los Nombres Divinos que cada uno tiene como un tesoro inerte escondido, y apreciarlas con admiración valorándolas con el corazón.

Después, estudiar las páginas de la existencia, que significan la carta manuscrita con la pluma del Poder Divino, y las páginas de  la Tierra y del cielo, y reflexionar sobre esta maravilla.

Después, contemplando admirablemente los adornos y las artes sutiles de la existencia, sentir el amor por el conocimiento del Todo Creador Hermoso y anhelar la ascensión a la presencia de Su Hacedor Todo Perfecto y recibir su alabanza.

Segundo Aspecto: Es el estado de presencia y dirección que, del arte pasa al Hacedor y ve que Un Hacedor Todo Hermoso quiere darse a conocer e informarse a Si Mismo a través de los milagros de sus artes propias, él contesta con la fe y el conocimiento.

Después ve que: Un Sostenedor Todo Compasivo quiere hacerse amar a Si Mismo con las frutas sutiles de Su misericordia. El también, se hace querer confiando en su propio amor y adoración.

Después ve que: Un Benefactor Todo Generoso lo domina con deliciosos favores materiales y espirituales, y él, a cambio de esto Le da las gracias, con sus actos, su conducta, su palabra, y si pudiese, con todos sus órganos y facultades.

Después ve que: Un Todo Hermoso y Glorioso anuncia Su tremenda perfección y Su gloria y Su belleza en los espejos de esta existencia y atrae sus miradas atentas. Entonces, dice a cambio: Allahu Akbar “Allah es supremo. Subhanallah Qué la gloria sea a Allah.” y con humildad se prosterna ante Él con amor y maravilla.

Después ve que: Un Poseedor de riqueza absoluta está mostrando su ilimitada riqueza y tesoro con una generosidad absoluta. El ser humano, a cambio, exaltándole y rezándole, ruega y pide expresando su deseo total.

Después ve que: Este Creador Todo Glorioso ha hecho la faz de  la Tierra como una exhibición. Demuestra todas sus obras de arte allí. Y él, a cambio, diciendo Ma’shallah “¡Qué maravilla Allah ha deseado!” con aprecio, diciendo, Barakallah“¡Qué bendiciones Allah ha ofrecido!” con admiración, diciendo, Subhanallah “¡Glorificado sea Allah!” con maravilla, diciendo, Allahu Akbar “Allah es supremo.” con asombro, responde.

Después ve que: Un Único de Unidad, en este palacio del Universo, pega sellos de Unidad encima de todas las existencias con Su inimitable firma y con Sus sellos, con Sus signos especiales a Él, con Sus declaraciones. Y está incrustando los testimonios de la Unidad. Y está plantando la bandera de la Unidad en cada región del mundo. Y, proclama Su Dominio. Y él, a cambio, responde con la aceptación, con la fe, con la unidad, con la adoración, con la afirmación y sirviéndole.

Así, por la adoración y contemplación de estas clases, él se convierte en una persona verdadera. Por la prosperidad de la fe puede ser un dirigente confiable de  la Tierra, digno de consigna universal.

¡Eh, persona descuidada! Tú, que has sido creado en el modelo más excelente y estás descendiendo hasta la escala más baja por sus malas elecciones, ¡escúchame! Yo también como tú, con la embriaguez de la juventud, al descuido de ver un mundo hermoso y bonito, cuando me desperté de la embriaguez de la juventud en la mañana de la ancianidad vi que, qué fea era la cara de este mundo que no se relaciona con el otro, pensaba que era bonita, y qué bella era la cara verdadera relacionada con el otro mundo. Tú también mira los dos “carteles” en el Segundo Estado de La Decimoséptima Palabra, y lo verás tú también.

El primer Cartel: muestra la realidad del mundo de las personas negligentes, que hace mucho tiempo, como la gente extraviada, vi a través del velo de la negligencia, pero sin estar embriagado.

El Segundo Cartel: indica la realidad de los mundos de las personas bien guiadas. Lo dejé en la forma en que fue escrito hace mucho tiempo. Parece un poema pero no lo es…

 

سُبْحَانَكَ لَاعِلْمَ لَنَٓا اِلَّا مَا عَلَّمْتَنَاﮈ  اِنَّكَ اَنْتَ الْعَل۪يمُ الْحَك۪يمُ

رَبِّ اشْرَحْ ﱫﲀ صَدْر۪ى ﱳ وَيَسِّرْ ﱫﲀﱾ اَمْر۪ى ﱳ وَاحْلُلْ عُقْدَةً مِنْ لِسَاﯼﰍ ﱳ يَفْقَهُوا قَوْﱫﲀ

اَللّٰهُمَّ صَلِّ ﱰ  الذَّاـتِـ الْمُحَمَّدِيَّةِ اللَّط۪يفَةِ الْاَحَدِيَّةِ شَمْسِ سَمَٓاءِ الْاَسْرَارِ وَمَظْهَرِ الْاَنْوَارِ وَمَرْكَــزِ مَدَارِ الْجَلَاـلِـ وَقُطْبِ فَلَكِ الْجَمَاـلِـ ﱳ اَللّٰهُمَّ بِسِرِّه۪ لَدَيْكَ ﱳ وَبِسَيْرِه۪ٓ اِلَيْكَ ﱳ اٰمِــنْـ خَوْﯺﰍ  ﱳ وَاَقِلْ عُثْرَﯽﰍ ﱳ وَاذْهِــبْـ حُزْﯼﰍ وَحِرْص۪ى ﱳ وَكُــنْ ﱫﲀ وَخُذْﯼﰍ اِلَيْكَ مِنّ۪ى ﱳ وَارْزُقْنِى الْفَنَٓاءَ عَنّ۪ى وَلَا تَجْعَلْن۪ى مَفْتُونًا بِنَفْس۪ى ﱳ مَحْجُوبًا بِحِسّ۪ى ﱳ وَاكْــشِفْ ﱫﲀ عَنْ كُــلِّ سِرِّ مَكْــتُومٍ ﱳ يَا حَىُّ يَا قَيُّومُ ﱳ يَا حَىُّ يَا قَيُّومُ ﱳ يَا حَىُّ يَا قَيُّومُ ﱳ وَارْحَمْن۪ى وَارْحَمْ رُفَقَٓائ۪ى ﱳ وَارْحَمْ اَهْلَ الْا۪يمَاـنِـ وَالْقُرْاٰـنِـ  ﱳ  اٰم۪ـينﭯ يَٓا اَرْحَمَ الرَّاحِم۪ـينﭯ وَيَٓا اَكْــرَمَ الْاَكْــرَم۪ـينﭯ  ﱳ وَاٰخِرُ دَعْوٰيهُمْ اَنِ الْحَمْدُ لِلّٰهِ رَبِّ الْعَالَم۪ـينﭯ  ﱳ

¡Glorificado sea Allah!, No tenemos más conocimiento que el que Tú nos has enseñado. Tú eres, en verdad, el Conocedor perfecto, el Sabio (Corán, 2:32). “Señor mío, abre mi pecho, haz fácil mi misión y desata el nudo de mi lengua para que puedan comprender lo que digo”. (Corán 20: 25-28)

¡Oh, Allah! Bendice la esencia unitaria de Muhammad, el Sol en los cielos misteriosos y la manifestación de luces, el centro de la órbita de la gloria y el polo de la esfera de la belleza. ¡Oh, Allah! Por su misterio en Tu presencia y por su viaje hacia Ti, socorre mis miedos, y enderézame cuando tambaleo, y disipa mi dolor y mi avaricia, y sé mío, y llévame de mí mismo hacia Ti, y ampárame de mi auto-aniquilación, y no me hagas cautivo de mi alma y no cubras mis sentidos, y revélame todos los secretos ocultos, ¡Oh, Eterno y Autosuficiente! ¡Oh, Eterno y Autosuficiente! Y garantiza Tu misericordia para mí y para mis compañeros y para los creyentes y el Corán. Amen. ¡Oh, Tú, el Más Misericordioso de los Misericordiosos y el Más Generoso de los Generosos!

Y el final de su oración sería: Todas las alabanzas son para Allah, el Sustentador de todos los mundos.

[1] Corán 25: 70

[2] Corán 6: 95

[3] Corán 28: 78

[4] Corán 3: 173

Palabra Veintidos

Palabra Veinticuatro

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