La Resurrección y Más Allá

En breve, tal como este mundo, con todos sus seres, decisivamente demuestra la existencia del Creador Glorioso, así también Sus atributos y Nombres sagrados indican, muestran y lógicamente requieren de la existencia del Más Allá.

QUINTA VERDAD 

La Puerta de la Compasión y la Adoración de Muhammad (PyB), la Manifestación de los Nombres de Quien Responde las Oraciones y Compasivo

¿Es acaso posible que un Señor que posee infinitamente compasión y misericordia, Quién con mucha compasión satisface la necesidad más pequeña de Sus seres de la manera más inesperada, Quién atiende a la apagada súplica de ayuda de Su ser más oscuro, y Quién responde a todas las peticiones que escucha, ya sea en voz alta y a través de su estado; es acaso posible que semejante Señor no preste atención a la petición más grande del más importante entre Sus siervos, el más amado entre sus seres, que no escuchara y le garantizara su oración más exaltada?[1]

La bondad y la facilidad manifestadas en la alimentación y nutrición de los animales débiles y jóvenes demuestran que el Monarca del cosmos ejercita Su soberanía con misericordia infinita. ¿Es acaso posible que una compasión misericordiosa de este nivel en ejercicio de soberanía no acepte la oración del más virtuoso y bello de toda la creación? Esta verdad se explica en la Palabra Diecinueve, pero repitamos nuestra declaración sobre este asunto aquí:

¡Oh, amigo que escuchas estas palabras junto a mi propia alma! Dijimos en la comparación que hubo una reunión en cierta isla, y un comandante muy noble dio un discurso allí. Para descubrir la verdad indicada en la comparación, ven, vayámonos de esta época, y en nuestra mente e imaginación viajemos a la Península Arábiga en la bendita época del Profeta (PyB), para visitarlo y observarlo mientras él realiza sus tareas y se dedica a la adoración. Ve, tal como él es el medio para obtener la dicha eterna, por medio de su misión profética y guía, así también él es la razón de la existencia de esa dicha y el medio para la creación del Paraíso, a través de su adoración y oración.

[1] Aquel cuyo reino ha durado mil trescientos cincuenta años y continúa, que generalmente ha tenido más de trescientos cincuenta millones de súbditos y, a quien sus súbditos diariamente renuevan su promesa de lealtad y por cuyas perfecciones ellos continuamente atestiguan, cuyas órdenes son obedecidas con perfecta sumisión, cuyo tono espiritual ha coloreado la mitad del globo terráqueo y a una quinta parte de la humanidad, que es el amado de los corazones de los seres humanos y el educador de sus espíritus; semejante ser sin duda es el siervo más grande del Señor Quien lo hace prevalecer sobre el universo.

Además, ya que la mayoría de los reinos de seres aplaudieron la función y el deber de ese ser al cargar el fruto de sus milagros, con certeza es el ser más amado del Diseñador del cosmos. De igual modo, el deseo de perpetuidad que existe en todos los seres humanos en virtud de su naturaleza, un deseo que eleva a los seres humanos desde lo más bajo de lo bajo a lo más alto de lo alto, es el más grande de todos los deseos y peticiones, adecuadas para ser presentadas ante el Proveedor de todas las Necesidades sólo por el más grande de Sus siervos.

¡Ahora, ve! Ese ser está rezando por la dicha eterna con una súplica tan suprema, con una adoración tan sublime, que es como si esta isla, o incluso todo el mundo, estuviera rezando y suplicando junto a él. Porque la adoración que él realiza contiene dentro de sí misma no sólo la adoración de la comunidad que lo sigue, sino también aquella de todos los otros profetas, en su esencia, en virtud de la correspondencia que existe entre él y ellos.

Además, él realiza su oración suprema y ofrece sus súplicas en una congregación tan vasta que es como si todas las personas iluminadas y perfectas, desde la época de Adán hasta el presente, estuvieran siguiéndolo en la oración y diciendo “amén” a sus súplicas[1].

Él está rezando por una necesidad tan universal – la inmortalidad – que no solamente la gente de esta tierra, sino los habitantes de los cielos y de toda la creación están participando de sus súplicas y en silencio proclaman: “¡Sí, oh, Señor! Acepta su oración; nosotros también lo deseamos”. Él pide por la dicha eterna con una tristeza tan conmovedora, con tanto anhelo, con tanto deseo, y con tanta súplica que hace que todo el cosmos llore y así comparta su oración.

Ve, él desea y reza por la dicha, por semejante propósito y objetivo que él eleva al ser humano y a todos los seres de la cautividad en el estado abismal de la aniquilación absoluta, desde el no tener valor, ni uso, ni propósito hasta a la cúspide de la preciosura, eternidad, función exaltada y el rango de ser un texto escrito por Allah.

Ve, él hace su petición con un ruego tan elevado de socorro, hace su súplica con una petición tan dulce de misericordia, que es como si él hiciera que todos los seres, los cielos y el trono de Allah mismo escuchen, y se hagan eco de su oración con gran entusiasmo con gritos de “¡amén, oh, Señor, amén!”[2]


[1] Desde la época en que el Profeta (PyB) hizo su súplica por primera vez hasta el presente, todas las invocaciones sobre él de paz y bendiciones realizadas por su comunidad son una especie de amén eterno para su oración, una forma de participación universal en ella. Cada invocación de paz y bendiciones sobre él de cada miembro de la comunidad musulmana, es el curso de su oración, así como también la oración para él que se pronuncia después de la segunda llamada a la oración según la escuela Shafí; esto también es un amén poderoso y universal para su súplica por la dicha eterna. Entonces, la eternidad y la dicha duradera deseada por todos los seres humanos con todas sus fuerzas, de acuerdo con su disposición primordial, son requeridas en el nombre de la humanidad por el Profeta (PyB), y el segmento luminoso de la humanidad dice “amén” después de él. ¿Es acaso posible que semejante oración no sea aceptada?

[2] Por cierto, no es de ninguna manera posible que el Creador de este mundo, todos Cuyos actos existen evidentemente por la conciencia, el conocimiento y la sabiduría, no estuviera al tanto y estuviera desinformado de los actos del más destacado de todos Sus seres.

Nuevamente, es absolutamente imposible que el Maestro Omnisapiente sea indiferente a las obras y las oraciones de ese ser destacado entre Sus seres, y que las considere sin importancia a pesar de estar al tanto de ellas.

Es incluso más imposible que el Poderoso y Misericordioso Maestro del Mundo no acepte sus oraciones, si no es indiferente a ellas.

Sí, a través de la luz del Ser según Muhammad, la forma del mundo ha cambiado. La verdadera esencia del ser humano y de todos los seres en el cosmos se evidenciaron a través de esa luz; se volvió claro que cada una de ellos es una misiva del Eterno Adorado que proclama los


Ve, él pide dicha y eternidad a un Ser tan Omnioyente, Generoso y Poderoso, tan Omnividente, Misericordioso y Sapiente, que Él ve, oye, acepta y se apiada del deseo más secreto, del anhelo más oscuro de sus seres, esto es, de manera observable. Él responde todos los ruegos incluso si son ofrecidos silenciosamente. Él otorga todas las cosas y responde todos los ruegos de una manera tan sabia, perceptiva y misericordiosa que no quedan dudas de que todo ese cuidado y esa regulación pueden derivar sólo del Omnioyente y Omnividente, del Generoso y Misericordioso.

Escuchemos lo que el Orgullo de Todo Ser está pidiendo, esa fuente de honor para toda la humanidad, ese ser único de toda la creación, que carga en su espalda el peso de todos los seres humanos, que parado sobre esta tierra levanta sus manos hacia el trono de Allah y ofrece una oración que en su realidad contiene la esencia de la adoración de toda la humanidad.

Ve, está pidiendo la dicha eterna para sí mismo y para su comunidad. Está pidiendo la eternidad y el Paraíso. Está haciendo su ruego junto con los Divinos Nombres Sagrados que demuestran su belleza en los espejos de todos los seres creados. Puedes ver, por cierto, que está buscando la intercesión de esos Nombres.

 Si no hubiera incontables razones y causas para la existencia del Más Allá, una sola oración de ese ser exaltado sería suficiente para la creación del Paraíso, una tarea tan fácil para el poder del Creador Misericordioso como la creación de la primavera[3]. Por cierto, ¿cómo podría la creación del Paraíso ser difícil para el Poseedor del Poder Absoluto Que en cada primavera convierte la faz de la tierra en una llanura de resurrección, y da lugar allí a cien mil ejemplos de resurrección?

Nombres Divinos, seres preciosos y profundos con funciones otorgadas por Allah y destinadas a manifestar la eternidad. Si no fuera por esa luz, los seres estarían condenados a la aniquilación total, no tendrían ningún valor ni sentido, serían inútiles y estarían confundidos, serían el resultado de la casualidad ciega y estarían hundidos en la oscuridad de la ilusión.

Es por esta razón que tal como los seres humanos dicen “amén” a la oración del Profeta (PyB), así también todos los otros seres, desde la faz de la tierra hasta el trono de Allah, desde el suelo hasta las estrellas, todos se enorgullecen de su luz, y proclaman su conexión con él. El mismísimo espíritu de la adoración del Profeta (PyB) es ciertamente nada más que la oración. Nuevamente, todos los movimientos y las obras del cosmos son oración. Por ejemplo, el progreso de una semilla hasta que se convierte en árbol es una forma de oración al Creador.

En breve, los filósofos tienden a la incredulidad por el hecho de que consideran las cosas como imposibles, mientras que la Palabra Diez (la discusión sobre la resurrección), por medio de la pregunta reiterada “¿es acaso posible?” muestra dónde yace la imposibilidad y así les da un golpe en la boca.

[3] Demostrar ejemplos de arte maravilloso, y ejemplos de resurrección sobre la faz de la tierra, que, comparados con el Más Allá es como una página angosta, inscribir e incluir en esa sola página, en perfecto orden, todas las distintas especies de la creación, que se parecen a trescientos mil libros por separado, es ciertamente más difícil que construir y crear la estructura delicada y simétrica del Paraíso en el amplio reino de la eternidad. Por cierto, se puede decir que a cualquier nivel el Paraíso es más elevado que la primavera, a ese punto, la creación de los jardines de la primavera es más difícil y maravillosa que la creación del Paraíso.