CARTA TRECE

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Carta Trece

بِاسْمِهِ وَاِنْ مِنْ شَيْءٍ اِلاَّ يُسَبِّحُ بِحَمْدِهِ

َالسَّلاَمُ عَلَى مَنِ اتَّبَعَ الْهُدَى وَالْمَلاَمُ عَلَى مَنِ اتَّبَعَ الْهَوَى

¡Mis Queridos Hermanos!

Frecuentemente preguntan sobre mi situación, cómo estoy, por qué no he aplicado para mis papeles de liberación y en relación a mi indiferencia hacia la política y el estado del mundo. Ya que han repetido estas preguntas en numerosas ocasiones y también me preguntan espiritualmente, me veo obligado a responderles no como el Nuevo Said sino en el idioma del Viejo Said.

Vuestra Primera Pregunta: ¿Está cómodo? ¿Cómo está usted?

La Respuesta: Ofrezco cien mil agradecimientos al Más Misericordioso de los Misericordiosos porque Él ha transformado los múltiples males que ‘los mundanales’ perpetran en mi contra en varias formas de misericordia. Es así:

Habiendo renunciado a la política y habiéndome retirado del mundo, estaba viviendo en una cueva de montaña y pensando en el Más Allá cuando ‘los mundanales’ injustamente me arrancaron de allí y me enviaron al exilio. El Compasivo y Sabio Creador convirtió el exilio en misericordia; Él transformó la soledad de la montaña, que era insegura y me exponía a factores que dañarían mi sinceridad, en una retirada a las montañas seguras y sinceras de Barla. Mientras fui un prisionero de guerra en Rusia, tuve la intención de retirarme a una cueva hacia el final de mi vida y ofrecí súplicas para ese propósito. El Más Misericordioso de los Misericordiosos hizo de Barla la cueva y me otorgó los beneficios de la cueva, pero Él no me hizo cargar las dificultades de una cueva sobre mi ser débil. En Barla solamente hubo dos o tres personas que sospechaban y debido a sus temores infundados me hicieron sufrir tormentos. Fue como si aquellos amigos estuvieran pensando en mi comodidad, pero debido a sus sospechas, les causaron daño tanto a mi corazón como al servicio del Corán.

Además, a pesar de que ‘los mundanales’ le dieron el documento en cuestión a todos los exiliados, y liberaron a los criminales de la prisión y les ofrecieron una amnistía, injustamente no me la dieron a mí. Para emplearme en el servicio del Corán y hacerme escribir en gran escala las luces del Corán llamadas las Palabras, mi Sustentador Compasivo me dejó de manera imperturbable en este exilio y lo transformó en una gran instancia de compasión.

Además, a pesar de que ‘los mundanales’ dejaron a todos los líderes influyentes y poderosos, a los sheiks que podían interferir en su mundo en los pueblos, en las ciudades y les permitieron encontrarse con sus parientes y con todos, injustamente me aislaron y me enviaron a un pueblo. Con una o dos excepciones, no me dieron permiso para que alguno de mis parientes y compatriotas me visitara. Mi Creador Compasivo transformó el aislamiento en una misericordia vasta para mí. Aclaró mi mente y fue el medio por el cual recibí la refulgencia del Sabio Corán como es, libre de toda malicia y animadversión.

También, ‘los mundanales’ consideraron excesivas las dos cartas triviales que escribí en dos años al comienzo de mi exilio. Y ahora incluso no ven favorable que uno o dos visitantes vengan a mí sólo por el Más Allá una vez cada diez o veinte años o una vez por mes; y me han acosado por esto. Mi Sustentador Compasivo y Creador Omnisciente transformó esa tiranía en misericordia, porque Él la transformó en una soledad deseable y en una retirada aceptable para mí durante estos Tres Meses, que ganaré una vida espiritual de noventa años. Todo el agradecimiento sea para Allah por todas las condiciones, mi condición y comodidad es así…

Vuestra Segunda Pregunta: ¿Por qué no aplica por sus papeles de liberación?

La Respuesta: He sido sentenciado por el Decreto Divino en este asunto, no por ‘los mundanales’. Mi aplicación es al Decreto Divino. Cuando me de permiso, cuando detenga mi sustento aquí, entonces me iré. La realidad de esto es como sigue: hay dos causas de todo lo que me aqueja, una es aparente y la otra, real. ‘Los mundanales’ son la causa aparente; ellos me trajeron aquí. En cuanto al Decreto Divino, esa fue la verdadera causa; me sentenció a este aislamiento. La causa aparente actuó mal, mientras que la verdadera causa actuó con justicia. La aparente pensó así: “Este hombre sirve al aprendizaje y a la religión excesivamente, puede interferir en nuestro mundo”. Por esta posibilidad, me exiliaron y perpetraron una tiranía multiplicada por tres aspectos. El Decreto Divino vio que no podía verdaderamente servir a la religión ni al aprendizaje con sinceridad, entonces me sentenció a este exilio. Transformó su tiranía compuesta en una misericordia múltiple. Ya que en mi exilio el Decreto Divino es dominante y es justo, recurro a él. Por cierto, la causa aparente, tienen cosas como pretextos; eso significa que no tiene sentido aplicar ante ellos. Si tuvieran algún derecho o alguna causa poderosa, entonces la aplicación se podría haber hecho ante ellos también.

A pesar de que he renunciado por completo a su mundo – que sea el fin para ellos – y a su política – que rebote sobre ellos – ya que los pretextos y las sospechas que inventan por supuesto no tienen fundamentos, no quiero empapar sus sospechas con realidad al aplicar ante ellos. Si tuviera un apetito para meterme en el mundo de la política, cuyas riendas están en manos de los occidentales, no hubiera permanecido así en secreto por ocho años, tal vez en ocho horas hubiera salido a luz y mostrado. Mientras que por ocho años no he sentido ningún deseo de leer un solo periódico y no he leído ninguno. Durante cuatro años he estado aquí bajo vigilancia y no ha habido el más mínimo signo de que me haya entrometido en la política. Es decir, el servicio del Sabio Corán es superior a toda la política entonces no permite rebajarse a la política mundial que consiste mayormente de falsedad.

La segunda razón por la que no aplico es esta: reclamar un derecho ante quienes creen que la injusticia es justicia, es un tipo de injusticia para la verdad. No quiero perpetrar esa injusticia.

Vuestra Tercera Pregunta:¿Por qué es tan indiferente hacia la política mundial? Usted no cambia su actitud en nada, ni siquiera frente a tantos eventos que ocurren en el mundo; ¿significa esto que usted los considera un bien o está asustado y por eso permanece en silencio?

La Respuesta: El servicio del Sabio Corán me prohibió severamente el mundo de la política. Incluso me hizo olvidar de pensar de él. Porque toda la historia de mi vida da testimonio que el temor nunca me ha tomado de la mano ni me ha prohibido tomar el camino que considero correcto ni puede hacerlo. ¿Y por qué debería tener miedo? No tengo ninguna conexión con el mundo aparte de la hora señalada. No tengo familia e hijos en quienes pensar. No tengo posesiones en qué pensar. Tampoco tengo el honor de la nobleza en qué pensar. Es no querer preservar la gloria mundanal y el renombre que consiste de fama hipócrita, que Allah bendiga a quienes ayudan a destruirlo. Sólo queda la hora señalada y ella está en manos del Creador Glorioso. ¿Quién tiene el poder de interferir con ella antes del momento de su llegada? De todos modos estamos entre quienes prefieren una muerte honorable a una vida en degradación. Alguien parecido al Viejo Said dijo las siguientes frases:

وَ نَحْنُ اُنَاسٌ لاَ تَوَسُّطَ بَيْنَنَا ٭ لَنَا الصَّدْرُ دُونَ الْعَالَمِينَ اَوِ الْقَبْرُ

Por cierto, el servicio del Corán me prohíbe pensar en la vida sociopolítica. Es así: la vida humana es un viaje. Vi en este momento a través de la luz del Corán que el camino ha entrado en un pantano. La caravana de la humanidad está tropezándose hacia delante en lodo apestoso y sucio. Parte de ella está viajando por un camino seguro. Parte de ella ha encontrado algunos medios para salvarse tanto como es posible del pantano de lodo. La gran mayoría está viajando en la oscuridad en el pantano hediondo, sucio y enlodado. El veinte por ciento cree que el lodo sucio es almizcle y ámbar gris porque están ebrios y se están embadurnando con él en sus rostros y ojos… se tropiezan hasta que se ahogan en él. Sin embargo, el ochenta por ciento comprende que es un pantano y se dan cuenta de que es apestoso y sucio, pero están perplejos y no pueden ver el camino seguro… Así, hay dos soluciones para ellos:

La Primera: hacer entrar en razones al veinte por ciento que está ebrio con un garrote.

La Segunda: señalar el camino seguro a los perplejos mostrándoles una luz.

Miro y veo que ochenta personas están blandiendo garrotes sobre los veinte, mientras la luz no se muestra verdaderamente sobre los ochenta incapaces y perplejos. E incluso si se muestra, ya que quienes la muestran tienen tanto el garrote como la luz en una mano, no inspiran confianza. La persona perpleja se pregunta: “¿Me quiere atraer con la luz y luego golpearme con el garrote?” Y a veces, cuando por algún defecto, el garrote se rompe, la luz se va también o se extingue.

Y entonces, el pantano es la vida social disoluta de la humanidad, que engendra negligencia y extravío. Los ebrios son las personas obtusas que disfrutan del extravío y los perplejos son los que detestan el extravío, pero no pueden salir, no pueden encontrar el camino: están confundidos. En cuanto a los garrotes, son las corrientes políticas. Y la luz, las verdades del Corán. La luz no se puede disputar, ni se puede tener enemistad hacia ella. Nadie puede detestarla aparte de Satanás el Maldito. Y entonces, para sostener en mi mano la luz del Corán, dije: اَعُوذُ بِاللّٰهِ مِنَ الشَّيْطَانِ وَالسِّيَاسَةِ, y arrojando el garrote de la política, abracé la luz con ambas manos. Vi que en las corrientes políticas, hay amantes de aquellas luces tanto en la oposición como en los seguidores. Es necesario que ningún bando ni grupo tenga aspersión o se retraiga de las luces del Corán que se muestran o de las enseñanzas del Corán, que son muy superiores a todas las corrientes políticas y partidarias y, están exentas y libres de todas sus consideraciones tendenciosas. A no ser que sean demonios en forma humana o animales vestidos como humanos que crean que la irreligión y el ateismo son políticas y las apoyen…

Todas las alabanzas sean para Allah, porque me retiré de la política, no reduje las verdades como diamantes del Corán al valor de pedazos de vidrio entre las acusaciones de la propaganda política. Por cierto, los diamantes gradualmente aumentan su valor desde el punto de vista de cada grupo de manera brillante.

 

وَقَالُواالْحَمْدُ لِلّٰهِ الَّذِى هَدَينَالِهذَاوَمَاكُنَّا لِنَهْتَدِىَ لَوْلاَ اَنْ هَدَينَا اللّٰهُ لَقَدْ جَاءَتْ رُسُلُ رَبِّنَا بِالْحَقِّ

اَلْبَاقِى هُوَ الْبَاقِى

Said Nursi

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