PALABRA DIECISIETE

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Palabra Diecisiete

 

اِنَّا جَعَلْنَا مَا ﱰ  الْاَرْـضِـ ز۪ينَةً لَهَا لِنَبْلُوَهُمْ اَيُّهُمْ اَحْسَنُ عَمَلًا ﱳ وَاِنَّا

لَجَاعِلُوـنَـ مَا عَلَيْهَا صَع۪يدًا جُرُزًا ﱳ وَمَا الْحَيٰوةُ الدُّنْيَٓا اِلَّا لَعِبٌ وَلَهْوٌ

Bismillahir Rahmanir Rahim

“En el Nombre de Allah el Clemente y el Misericordioso”

 [Esta Palabra consiste en dos Estaciones elevadas y un Apéndice brillante.]

[1] Corán, 18: 7-8, 6:32

 

El Creador Compasivo, el Abastecedor Munificente, el Hacedor Omnisciente hizo este mundo en forma de festival y celebración para el Mundo de los Espíritus y los seres espirituales. Embelleciéndolo a través de los bordados maravillosos de todos Sus Nombres, Él viste cada espíritu, grande o pequeño, elevado o humilde, con un cuerpo adornado con sentidos convenientes y apropiados para beneficiarse de las innumerables cosas buenas, variadas y bendiciones de dicho festival; Él le da a cada uno un cuerpo y lo envía al espectáculo una vez.

Y Él divide el festival, que es el más extenso tanto en tiempo como en espacio, en siglos, años, estaciones, incluso en días y en sus partes. Hace de cada uno un festival exaltado en forma de desfile para todos los grupos de Sus seres con espíritu y para Sus plantas y frutos. Y, especialmente la faz de la tierra en primavera y verano, son una serie de festivales para los grupos de pequeños seres tan brillantes que estos atraen y consiguen las miradas de los seres espirituales, de los ángeles y de los habitantes del cielo en los niveles altos del mundo. Y para aquellos que piensan y reflexionan, este es un lugar para la reflexión tan maravilloso que la mente no puede describirlo.

Pero ante las manifestaciones de los Nombres Divinos del Más Misericordioso y Dador de Vida en este banquete divino y festival dominante, los Nombres del que Somete y el Distribuidor de la Muerte aparecen junto con la muerte y la separación. Y no se condicen, aparentemente, con la Piedad comprensiva que reza esta aleya:

وَسِعَتْ وَرَحْمَت۪ى كُــلَّ شَىْءٍ [1] Sin embargo, existen varios caminos y modos en los que se confirma. Uno de ellos es el que sigue:

Después de que cada grupo de seres haya completado su vuelta en el desfile y los resultados deseados hayan sido obtenidos, de un modo piadoso, el Hacedor más Generoso y Compasivo Creador hace que la mayor parte de ellos sienta cansancio y repugnancia ante el mundo y les otorga un anhelo de descanso y un deseo de emigrar a otro mundo. Y cuando ellos deben ser retirados de sus deberes de esta vida, Él despierta en sus espíritus un deseo irresistible por su tierra natal. Además, la piedad infinita del más Misericordioso surge cuando Él otorga el rango de mártir a un soldado que fallece luchando en cumplimiento del deber. Y cuando recompensa a una oveja -que muere como sacrificio- dándole una existencia corpórea eterna en el Más Allá y la condición de ser una montura para su dueño en el Puente de Sirat[2] como Buraq. Y así también con otros animales y seres con espíritu, que fallecen realizando los deberes Dominantes peculiares a sus naturalezas y en la obediencia de las órdenes Divinas. Y para aquellos quienes sufren la angustia severa, no es improbable que haya reservado algo en las tesorerías inagotables de Su piedad, una especie de recompensa espiritual y retribución de acuerdo con sus capacidades. Y no deberían estar excesivamente preocupados por la partida de este mundo. En efecto, deberían estar contentos.

لَا يَعْلَمُ الْغَيْبَ اِلَّا اللّٰهُ Nadie conoce lo Oculto excepto Allah.

Sin embargo, aunque el ser humano sea el ser más noble entre los seres con espíritu y el que se beneficie del mejor de los festivales tanto en calidad como en cantidad, está fascinado con el mundo y absorbido por él. Entonces, como un acto de piedad, el más Misericordioso lo induce a un estado mental con el cual siente repugnancia por el mundo y el deseo de viajar al reino eterno. Una persona cuya humanidad no está sumergida en el desvío se logra beneficiar de aquel estado mental y se marcha con un corazón tranquilo.

[1] Corán, 7:156

[2] Ibn Hajar, Talkhis al-Khabir, iv, 138; Suyuti, Jam al-Jawami, No: 3017.

 

Ahora, a través de ejemplos, explicaremos cinco de los aspectos que producen aquel estado mental.

El Primero: mostrando mediante la época de la vejez el sello de la transitoriedad y la decadencia de las cosas hermosas y atractivas de este mundo, con su sentido amargo, le da a la persona una sensación de repugnancia hacia aquél y hace que ella busque a un ser querido permanente en el lugar de uno pasajero.

El Segundo: Ya que el noventa y nueve por ciento de todos los amigos a quien una persona está atada se ha marchado de este mundo y se ha instalado en el Otro, obligado por aquel amor sentido, le otorga un deseo por alcanzar el lugar al que ellos se han ido y le hace afrontar la muerte y la hora designada con alegría.

El Tercero: Por medio de ciertas cosas, hace que una persona se dé cuenta de la debilidad infinita y la impotencia del ser humano, que entienda cuánto pesan las cargas y las  responsabilidades de la vida y que despierte en él una necesidad seria de descanso y un deseo sincero de ir a Otro Mundo.

El Cuarto: A través de la luz de la fe, Le muestra al corazón de un creyente que la muerte no es una aniquilación, sino un cambio de domicilio; que la tumba no es la boca de un pozo oscuro, sino la puerta a los mundos llenos de luz, y que, de todo lo que brilla, el mundo se parece a una prisión con relación al Más Allá. Para ser liberado de la prisión de este mundo y entrar en los jardines del Paraíso, pasar de la confusión molesta de la vida corporal al mundo de descanso y al lugar donde los espíritus se elevan y para quedar libre del ruido molesto de los seres e ir a la Presencia del más Misericordioso, ese viaje es, en efecto, una felicidad, deseada por mil vidas.

El Quinto: Al informarle a una persona que no considera al Corán sobre el conocimiento de la realidad que éste contiene y, a través de la luz de la realidad, sobre la verdadera naturaleza del mundo, le hace entender que el amor por dicho mundo y el apego a él  no tienen sentido. O sea, le dice lo siguiente al ser humano y lo demuestra:

“El mundo es un libro del Eternamente Suplicado. Sus letras y palabras no apuntan a las mismas sino a la esencia, atributos y Nombres de Otro. En tal caso, ¡Aprende y obtén su sentido, olvida sus decoraciones y luego vete!”

“El mundo es también un semillero; siembra y recoge tu cosecha y consérvala. ¡Tira por la ventana la paja y no le des ninguna importancia!”

“El mundo es también una colección de espejos que continuamente pasan unos tras otros; entonces entiende de Quién es la manifestación en ellos, ve Sus luces, entiende las manifestaciones de los Nombres que aparecen y ama a Quien le da significado. ¡Termina tu apego por los fragmentos de cristal que están condenados a romperse y perecer!”

“El mundo es también un lugar de viaje para el comercio. Entonces comercia y ven; no persigas en vano las caravanas que escapan de ti y no te prestan ninguna atención. ¡No te canses por nada!”

“El mundo es también una exposición pasajera. Entonces mírala y aprende. Presta atención, no a su cara aparente y fea sino a su cara escondida y hermosa que contempla al Bello Eterno. ¡Ve a dar un paseo agradable y beneficioso, luego vuelve y no llores como un niño tonto ante la desaparición de escenas que muestran lindos paisajes y cosas hermosas, y no te pongas ansioso!”

El mundo es también una casa de huéspedes. Entonces come y bebe dentro de los límites permitidos por el Anfitrión Generoso que la hizo y ofrece las gracias. Actúa y compórtate dentro de los límites de Su ley. Luego déjala sin mirar hacia atrás y vete. No interfieras en ella de una manera delirante ni oficiosa. No te ocupes con cosas que se apartan de ti y no te conciernen. ¡No te ates a las cosas pasajeras ni te ahogues!”

Este Quinto Aspecto muestra los secretos en la faz interior del mundo a través de verdades aparentes e ilumina enormemente la partida de él. En efecto, para aquellos que son conscientes, hace que la despedida sea deseable y muestra que hay un rastro de Piedad en todo y en cada aspecto de él. El Corán indica estos Cinco Aspectos, y sus aleyas señalan a otros aspectos particulares.

 

¡Pobre de aquella persona que no comparte estos Cinco Aspectos!

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