PALABRA DIEZ

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La Resurrección y el Más Allá Nota

[Las razones para escribir estos tratados en forma de metáforas, comparaciones e historias son para facilitar la comprensión y para demostrar qué tan racionales, apropiadas, bien fundadas y coherentes son las verdades del Islam. El significado de las historias está contenido en las verdades que las concluyen; cada historia es como una alusión que indica su verdad. En consecuencia, no son meros cuentos ficticios, sino verdades auténticas.]

 ﭡ فَانْظُرْ اِﱫﲄﲁ اٰثَارِ رَحْمَتِ اللّٰهِ كَيْفَ يُحْيِى الْاَرْضَ بَعْدَ مَوْتِهَاﮈ اِنَّ ذٰلِكَ لَمُحْيِى الْمَوْﯽﰢﮊ

وَهُوَ ﱬ كُــلِّ شَىْءٍ قَد۪يرٌ[1]

Bismillahir Rahmanir Rahim

“En el Nombre de Allah el Clemente y el Misericordioso”

Hermano, si deseas una aclaración sobre la resurrección y el Más Allá en un lenguaje simple y común, con un estilo directo, entonces escucha junto a mi propia alma la siguiente comparación.

Una vez, dos hombres viajaban por una tierra tan hermosa como el Paraíso (por esa tierra nos referimos al mundo). Mirando a su alrededor, vieron que todos habían dejado la puerta abierta de sus casas y sus negocios, nadie prestaba atención para cuidarlos. El dinero y la propiedad eran fácilmente accesibles, sin que nadie los reclamara. Uno de los dos viajeros agarró todo lo que quiso, robándolo y usurpándolo. Siguiendo sus inclinaciones, cometió todo tipo de injusticias y abominaciones. Ninguna de las personas de esa tierra se movió para detenerlo. Pero su amigo le dijo:

“¿Qué estás haciendo? Serás castigado, y yo seré arrastrado en desgracia junto contigo. Toda esta propiedad le pertenece al estado. La gente de esta tierra, incluidos  los niños, son todos soldados o siervos del gobernante. Es porque en el presente son civiles, que no están interfiriendo contigo. Pero las leyes aquí son estrictas. El rey ha instalado teléfonos por todos lados y sus agentes están por todas partes. Ve rápido e intenta arreglar este asunto”.


[1] Corán, 30:50

Pero el hombre cabeza hueca dijo en su obstinación: “No, no es propiedad del estado; en lugar de eso, sería una donación, que no tiene un dueño claro. Todos pueden usarlo como les plazca. No veo ninguna razón para privarme de usar estas cosas delicadas. No creeré que pertenecen a alguien salvo que lo vea con mis propios ojos”. Continuó hablando de esta forma, con mucha sofistería filosófica, y tuvo lugar una seria discusión entre ellos.

Primero, el hombre cabeza hueca dijo: “¿Quién es el rey aquí?,¿No lo puedo ver?”,  entonces el amigo le contestó:

“Cada aldea debe tener su cacique; cada aguja debe tener su fabricante y artesano. Y, como tú sabes, cada letra debe ser escrita por alguien. ¿Cómo, entonces, puede ser que un reino tan extremadamente ordenado no tenga un gobernador? ¿Y cómo puede ser que tanta riqueza no tenga dueño, cuando a cada hora llega un tren[2] lleno de regalos preciosos y artesanales, como si viniera del reino de lo oculto? Parece que has estudiado, un poco, de idiomas extranjeros y que no eres capaz de leer esta escritura islámica. Además, te rehúsas a preguntarle a quienes pueden leerlo. Ven entonces, déjame que te lea el decreto supremo del rey”.

El hombre cabeza hueca respondió: “Bueno, supongamos que hay un rey; ¿qué daño puede causarle del minuto de uso que le estoy dando a su riqueza? ¿Acaso su tesoro disminuirá por eso? De todos modos, no veo nada aquí que se parezca a una prisión o castigos”.

Su amigo le respondió: “Esta tierra que ves es un terreno de maniobras. Es, además, una exhibición de sus maravillosas artes. Entonces, otra vez, puede considerarse como una morada temporaria carente de fundamentos. ¿No ves que todos los días llega una caravana mientras otra parte y se desvanece? Constantemente se vacía y se llena. Pronto toda la tierra será cambiada; sus habitantes partirán hacia otro reino más duradero. Allí, todos serán recompensados o castigados según sus servicios”.

Ese cabeza hueca traicionero contestó con rebeldía: “Yo no lo creo. ¿Es acaso posible que toda una tierra perezca y se transforme en otro reino?”

Su fiel amigo entonces le respondió: “Ya que eres tan obstinado y rebelde, ven, permíteme demostrarte, con doce de las innumerables pruebas que existen, que sí hay un Tribunal Supremo, un reino de recompensas y generosidad, un reino de castigo y encarcelación, así este mundo es parcialmente vaciado cada día, también un día vendrá, cuando será totalmente vaciado y destruido”.

Primer aspecto: ¿Es acaso posible que en cualquier reino, y en especial en tan espléndido reino como este, no hubiera una recompensa para aquellos que sirven con obediencia y un castigo para quienes se rebelan? La recompensa y el castigo son casi inexistentes aquí; entonces tiene que haber un Tribunal Supremo en alguna otra parte.


[1] Esto indica el ciclo de un año. Por cierto, cada primavera es un vagón lleno de provisiones que viene del reino de lo oculto.

 

Segundo aspecto: ¡Observa la organización y la administración de este reino! Mira cómo todos, incluso los más pobres y los más débiles, son provistos con sustento perfecto y elaborado. Se les brinda el mejor cuidado a los enfermos. Aquí se pueden encontrar comidas y platos reales y deliciosos, decoraciones incrustadas de joyas, prendas bordadas y fiestas espléndidas. ¿Ves cómo todos prestan atención a sus tareas, con la excepción de la gente cabeza hueca como tú? Nadie trasgrede sus límites ni por un centímetro. La persona más grande está comprometida en el servicio modesto y obediente, con una actitud de temor y de admiración.

El gobernante de este reino debe poseer, entonces, una gran generosidad y una compasión contenedora, así como también, al mismo tiempo, una gran dignidad, una imponencia y honor exaltados. Ahora, bien, la generosidad requiere dar bendiciones; la compasión no puede dispensarse con beneficencia; la dignidad requiere esfuerzo, la imponencia y el honor hacen imperativo que los descorteses sean castigados.

Pero ni siquiera una milésima parte de lo que la generosidad y la imponencia que requieren se ve en este mundo. El opresor retiene su poder, y el oprimido su humillación, cuando ambos parten y migran de este reino. Sus asuntos se dejan entonces, al Tribunal Supremo.

Tercer aspecto: ¡Ve con qué elevada sabiduría y orden se manejan los asuntos, y con qué verdadera justicia y balance se efectúan las transacciones! Ahora, un sistema de gobierno sabio requiere que aquellos que buscan refugio bajo el ala protectora del estado, deban recibir su favor, y la justicia demanda que se preserven los derechos de los sujetos, para que el esplendor del estado no sufra.

Pero aquí en esta tierra, ni una milésima parte de los requisitos de tal sabiduría y justicia se cumplen; por ejemplo, la gente cabeza hueca como tú usualmente deja este reino sin haber sido castigado. Sus asuntos se dejan entonces, al Tribunal Supremo.

Cuarto aspecto: ¡Mira estas joyas innumerables e inigualables que se muestran aquí, estos platos incomparables que sirven de banquete! Ellos demuestran que el gobernador de estas tierras posee infinita generosidad y tesoros inagotables. Ahora, tal generosidad y semejantes tesoros merecen y requieren una demostración dadivosa que debe ser eterna e incluir todos los objetos de deseo que sean posibles. Además, requieren que todos los que vengan como huéspedes a tomar parte de esa demostración estén allí eternamente,  no sufran el dolor de la muerte y la separación. ¡Porque tal como el cese de dolor es agradable, así también, lo es el cese de placer doloroso!

¡Mira esas demostraciones y los anuncios relacionados a ellas! ¡Y escucha a estos heraldos que proclaman las artes finas y delicadas de un monarca que hace milagros, y que demuestra sus perfecciones! Ellos declaran su belleza inigualable e invisible, y hablan de las manifestaciones sutiles de su belleza oculta; entonces, él debe poseer una gran e increíble belleza y perfección invisible.

Esta perfección oculta y sin fallas requiere que alguien la aprecie y la admire, que la contemple y exclame Ma’shallah, así demostrándola y dándola a conocer. En cuanto a la belleza oculta e inigualable, también requiere ver y ser vista, o más bien, contemplarse a sí misma de dos maneras. La primera consiste en contemplarse a sí misma en diferentes espejos, y la segunda en contemplarse a sí misma por medio de la contemplación de los espectadores embelesados y los admiradores atónitos. La belleza oculta desea, entonces, ver y ser vista, contemplarse a sí misma eternamente y ser contemplada por siempre. Desea también la existencia permanente de aquellos que la observan con admiración y frenesí. Porque la belleza eterna no puede nunca estar satisfecha con un admirador efímero; además, un admirador destinado a perecer sin esperanza de retorno, encontrará que su amor se convertirá en enemistad cada vez que imagine su muerte, y su admiración y respeto le dará prioridad al desprecio. Está en la naturaleza del ser humano el odiar lo desconocido y aquello a lo que no se está acostumbrado.

Ahora, todos abandonan el hospedaje de este reino muy rápido y se desvanecen, habiendo visto sólo una luz o una sombra de la perfección y de la belleza por no más que un momento, sin saciarse de ninguna manera. Entonces, es necesario que vayan hacia un reino eterno donde contemplarán la belleza y perfección Divina.

Quinto aspecto: Mira, es evidente, en todos estos asuntos que ese Ser inigualable posea la misericordia más grande. Porque Él hace que la ayuda se extienda rápidamente a cada víctima de desgracias, responde cada pregunta y petición; y con misericordia satisface hasta la más baja necesidad de Su sujeto más bajo. Si, por ejemplo, le duele la pata a una oveja de un pastor, o bien le da un medicamento o la lleva a un veterinario.

Ven entonces, vamos; hay una gran reunión en esa isla. Todos los nobles de la tierra están reunidos allí. Ve, uno de los más nobles comandantes, que lleva excelsas decoraciones, está dando un discurso, y solicita ciertas cosas de ese monarca compasivo. Todos los presentes dicen: ‘Sí, nosotros también deseamos lo mismo’, afirman y asienten a sus palabras. Ahora, escucha las palabras de ese comandante favorecido por su monarca:

‘¡Oh, monarca que nos nutres con su generosidad! ¡Muéstranos la fuente y el origen de estos ejemplos y sombras que nos has mostrado! ¡Acércanos a tu trono de gobierno; no nos dejes perecer en estos desiertos! ¡Llévanos ante tu presencia y ten misericordia sobre nosotros! ¡Aliméntanos allí con la generosidad deliciosa que nos has hecho probar aquí! ¡No nos atormentes con la desesperación y el destierro! ¡No abandones a tus súbditos  anhelantes, agradecidos y obedientes a sus propios recursos; no permitas que sean aniquilados!’ El suplica mucho, tú también lo escuchas.

¿Es acaso posible que un monarca tan misericordioso y poderoso cumpla el propósito más pequeño de alguien tan diminuto y no cumpla por completo el objetivo más delicado y elevado de su comandante más amado y noble? Además, el propósito de ese comandante es el propósito de toda la humanidad, y, que se lleve a cabo es necesario por el placer, la compasión y la justicia del rey; un asunto fácil para él, no difícil, que le causa menos dificultad que los lugares pasajeros de placer que hay en el hospedaje del mundo. Habiendo hecho tanto esfuerzo en esos lugares de testimonio que durarán sólo cinco o seis días, y en los fundamentos de este reino, para demostrar instancias de su poder, sin duda, él demostrará de tal modo ante su trono de gobierno verdaderos tesoros, perfecciones y habilidades, y abrirá ante nosotros espectáculos tales que los intelectos quedarán perplejos.

Aquellos enviados a este campo de pruebas no serán, entonces, abandonados a sus propios medios; los palacios o calabozos de dicha los esperan.

Sexto aspecto: ¡Ahora ven, mira! Todos estos imponentes ferrocarriles, aviones, máquinas, depósitos y exhibiciones muestran que detrás del velo existe y gobierna un imponente monarca[3]. Semejante monarca requiere súbditos que sean merecedores de él. Pero, ahora tú ves a todos sus súbditos reunidos en un hospedaje para caminantes, un hospedaje que es llenado y vaciado cada día. También podría decirse que sus súbditos ahora están reunidos en un campo de pruebas en pro de las maniobras, y este campo también cambia cada hora. Otra vez, podemos decir que todos sus súbditos permanecen en una exhibición por algunos minutos para contemplar los especimenes de la beneficencia del monarca, los productos valiosos de su arte milagroso. Pero la exhibición misma cambia a cada momento.

Ahora, esta situación y circunstancia concluyente demuestra que más allá del hospedaje, del campo de pruebas, de la exhibición, hay palacios permanentes, moradas duraderas,  jardines y tesoros llenos de los puros y elevados originales de las muestras y formas.

Es por esto que hacemos un gran esfuerzo aquí. Aquí Él nos hace trabajar y allí nos da nuestra recompensa. Allí cada uno tiene una forma de felicidad apropiada a su capacidad.


[1] Cuando un ejército vasto en el presente recibe la orden: ‘tomen sus armas y preparen sus bayonetas’, de acuerdo con las reglas de la guerra, mientras se maniobra, se parece a un bosque de robles altos. De la misma manera, cuando los soldados de una guarnición son comandados en días festivos para ponerse sus uniformes para el desfile y abrochar sus medallas, se parecerá de un extremo al otro, a un jardín colorido y ornamentado, donde todas las flores han florecido. A la inversa, cuando estén en el campo de desfile del mundo, las variadas e infinitas especies de los militares del Monarca Eterno – los ángeles, los genios, los seres humanos, los animales e incluso las plantas sin sentimientos – reciben la orden de: كُنْ فَيَكُونُ “¡Se! y es” en la lucha por la preservación de la vida y por la orden: ‘tomen sus armas y equipos, y prepárense para defenderse’, cuando preparan sus diminutas bayonetas que son los árboles y plantas con pinchos que se encuentran en todo el mundo, entonces se parecen a un ejército magnificente que avanza con sus bayonetas preparadas.

De igual modo, cada día y cada semana de la primavera es como un festival para cada clase de reino vegetal, y cada clase representa en sí misma a la mirada que atestigua al Monarca Eterno con las decoraciones enjoyadas que Él les ha dado, como si fueran a desfilar para mostrar los regalos delicados que Él les ha otorgado. Es como si todas las plantas y los árboles le hicieran caso a una orden divina, se vistieran ropas enjoyadas producidas por el arte de Allah, se pusieran las decoraciones hechas por Su Poder Creativo; las flores y las frutas. La faz de la tierra entonces representa una tierra de desfile de un espléndido día festivo, un magnificente desfile brillante con los uniformes y decoraciones enjoyadas de los soldados.

Tal sabio o bien ordenado arreglo,  ornamenta demuestra una certeza para todos los que no son ciegos, que derivan de la orden de un monarca de poder infinito y sabiduría ilimitada.

 

Séptimo aspecto: Ven, vamos a pasear un poco, y veamos qué encontramos entre esta gente civilizada.

Observa que en cada lugar, en cada esquina, los fotógrafos están sentados y sacando fotos. Mira, en todos lados hay escribas sentados  escribiendo cosas. Todo está siendo registrado. Están registrando las obras menos significativas, los eventos más comunes y corrientes. Ahora mira hacia arriba de la montaña alta; puedes ver un fotógrafo supremo instalado allí, dedicado al servicio del rey[4]; está tomando fotos de todo lo que sucede en el área. El rey debe haber, entonces, dado esa orden; ‘Registra todas las transacciones que se hagan y las obras que se realicen en el reino’. En otras palabras, ese personaje exaltado está registrando todos los eventos y grabando todo con fotografías. El registro preciso que lleva debe ser, sin duda, para el día que llame a sus súbditos para rendir cuentas.

Ahora, ¿es acaso posible que un Ser Omnisciente y que Preserva todo, Que no descuida  los hechos más banales de los súbditos más bajos, no registre las obras más significativas de los más grandes de sus súbditos, no los llame para rendir cuentas, no los recompense y no los castigue? Después de todo, son aquellos más importantes de entre sus súbditos que realizan obras ofensivas a su gloria, contrarias a su orgullo e inaceptable a su compasión, y esas obras permanecen sin castigo en este mundo. Debe ser, en consecuencia, que su castigo se pospone a la Corte Suprema.

Octavo aspecto: Ven, permíteme leerte los decretos expedidos por ese monarca. Ve, reiteradas veces él hace las siguientes promesas y nefastas amenazas: “Los tomaré de vuestras moradas actuales y los llevaré al trono de mi gobierno. Allí les otorgaré la felicidad a los obedientes y encarcelaré a los desobedientes. Al destruir esa morada efímera, encontraré un reino diferente que contiene palacios y calabozos eternos”.

Él puede fácilmente cumplir las promesas que hace, de tanta importancia para sus súbditos. Es, además, incompatible con su orgullo y su poder que rompa su promesa.

Entonces, ¡mira, oh, confundido! Tú asientes a los reclamos de tu imaginación mentirosa, tu intelecto consternado, tu alma engañosa, pero niegas las palabras de un ser que no puede ser obligado de ninguna manera a romper su promesa, cuya elevada estatura no admite ningún tipo de deslealtad, y de cuya veracidad todas las buenas obras son testigos. Por cierto que tu mereces un gran castigo. Te pareces a un viajero que cierra sus ojos a la luz del sol y en su lugar considera su propia imaginación. Sus deseos extravagantes de iluminar su camino increíblemente oscuro con la luz de su cerebro, a pesar de que no es más que una luciérnaga. Una vez que el monarca hace una promesa, por todos los medios la cumplirá. Su cumplimiento es muy fácil para él,  además es muy necesario para nosotros y para todas las cosas, así como también lo es para él y para su reino.


[1] Algunas de las verdades indicadas en esta parábola han sido establecidas en la Séptima Verdad. Sin embargo, señalemos aquí que la figura del ‘devoto fotógrafo supremo al servicio del rey’ es una indicación de la Tabla Preservada. La realidad y la existencia de la Tabla Preservada ha sido demostrada en la Palabra Veintiséis como sigue: un pequeño portafolio sugiere la existencia de un gran libro contable; un pequeño documento señala la existencia de un gran registro; y unas pocas gotas señalan la existencia de un gran tanque de agua. Así también las facultades retentivas de los seres humanos, las frutas de los árboles, las semillas y los granos de frutas, siendo cada uno como un pequeño portafolio, una Tabla Preservada en miniatura o una gota que procede de una pluma que inscribe la gran Tabla Preservada; ellas señalan, indican y prueban la existencia de una Facultad Retentiva Suprema, un gran registro, una Tabla Preservada excelsa. Por cierto, ellas demuestran esto de modo visible al intelecto perceptivo.