PALABRA TRECE

La Segunda Estación De La Palabra Trece

 [Una conversación mantenida con algunos jóvenes que, a pesar de estar rodeados por la tentación, todavía no habían perdido el poder de la razón]

Un grupo de jóvenes sorprendidos por las diversiones engañosas y seductoras de la actualidad, se preguntaron: “¿cómo podemos salvar nuestras vidas en el Más Allá?”, y buscaron ayudan en las enseñanzas de Risale-i Nur. Entonces les dije en nombre de Risale-i Nur, lo siguiente:

La tumba está allí y nadie la puede negar. Quieran o no, todos deben entrar en ella. Y además tendrán que entrar de estas tres ‘maneras’. No hay otra forma en que se puedan aproximar:

Primera manera: Para aquellos que creen, la tumba es la puerta hacia un mundo lejano pero mejor.

Segunda manera: Para quienes creen en el Más Allá, pero se acercan al camino de la disipación y la desviación, es la puerta de una prisión de confinamiento solitario, un calabozo eterno en donde serán separados de todos sus seres queridos.

[1] Corán, 18:1

Tercera manera: Para los incrédulos y los desviados que no creen en el Más Allá, es la puerta hacia la extinción eterna. Es decir, es la horca en la que se ejecutarán ellos mismos y sus seres queridos. Por pensar de este modo, experimentarán la tumba exactamente de esa manera, como un castigo.

Estas dos últimas formas son evidentes, no requieren ninguna prueba, pueden ser vistas por todos. Debido a que la hora señalada es secreta, y la muerte puede venir en cualquier momento y le cortará la cabeza sin diferenciar entre joven o viejo, la persona desdichada que tiene por delante un asunto perpetuo, sorprendente y serio, seguramente buscará los medios para salvarse del la extinción eterna y del confinamiento sin fin y para transformar la puerta de la tumba en una entrada hacia un mundo eterno, de luz y de felicidad infinita. Será un interrogante tan grande como este mundo.

Entonces, uno puede aproximarse al hecho de la muerte de estas tres maneras. Anteriormente, ciento veinticuatro mil mensajeros veraces –los profetas, en cuyas manos se realizaron milagros como signos de confirmación- anunciaron las tres formas mencionadas. Y confiando en sus iluminaciones y visiones, ciento veinticuatro millones de piadosos confirmaron y legitimaron las noticias de los profetas. Innumerables eruditos han testificado racionalmente esto con pruebas categóricas en grado de ‘certeza en el nivel del conocimiento’[1]. Por unanimidad declararon que existía un noventa y nueve por ciento de probabilidad verdadera, diciendo: “la única forma de salvarse de la extinción, de la prisión eterna y ser llevados hacia la eterna felicidad, es a través de la fe y la obediencia a Allah”.

Si una persona considera pero no presta atención a las palabras de un único mensajero que le advierte no tomar un camino peligroso en el que existe el uno por ciento de peligro y esta persona lo sigue, la ansiedad de perecer que sufrirá, destruirá incluso su apetito. Así cientos de miles de mensajeros veraces y verificados anunciaron que existe un ciento por ciento de probabilidad que la desviación y el vicio conduzcan al patíbulo de la tumba, aún delante de los ojos, y al eterno calabozo solitario y que existe un ciento por ciento de probabilidades de que la fe y la adoración eliminen esos patíbulos, cierren los calabozos solitarios y transformen la apariencia de la tumba en un puerta abierta hacia un tesoro eterno y un palacio de felicidad. Dichos mensajeros han dado señales y signos de esto. Entonces, un ser humano desdichado, enfrentado como está con este asunto sorprendente, extraño y terrible, especialmente si es un musulmán que no cree ni adora, ¿será capaz de desterrar sus dolores graves que nacen de la ansiedad y que sufre mientras espera todo el tiempo ser sometido a la horca, siempre presente ante sus ojos, aún si se le da dominio sobre el mundo con todos sus placeres?

[1] Uno de estos es Risale-i Nur. Y es para que lo vea todo el mundo.

Puesto que la ancianidad, la enfermedad, los desastres y todos los lados de la muerte ocasionan un dolor espantoso y son un recordatorio, incluso si la gente negligente y viciosa disfruta cien mil placeres y deleites, sin duda experimentarán una especie de infierno en sus corazones, pero un profundo estupor de negligencia los hará temporalmente insensibles.

Por el contrario, para la gente de fe y adoración, aún delante de sus ojos, la tumba es la puerta de un eterno tesoro y una felicidad infinita y a causa del ‘cupón de la fe’ que es un billete de lotería para la lotería eterna de la determinación divina, que ofrece millones y millones de dinero en oro y diamantes para cada uno de ellos. Todo el tiempo esperan las palabras “ven y toma tu billete” con un placer verdaderamente profundo y una delicia espiritual real. Este placer es tal que si se materializa y la semilla se transforma en un árbol, y sería como un paraíso personal. Sin embargo, alguien que abandona el gran placer delicioso debido a los instintos de la juventud y elige ilícitos placeres temporales en una manera disoluta y licenciosa, que se asemeja a la contaminada miel venenosa con sus innumerables dolores, cae a un nivel cien veces más bajo que un animal.

Además, tal persona no será como los europeos incrédulos. Porque si ellos niegan al Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), pueden reconocer a los otros profetas. Y aunque no conozcan a Allah, pueden tener algunas cualidades buenas que son los medios para ciertas perfecciones. Pero un musulmán debe conocer a los profetas y a su sustentador y todas las perfecciones por medio de Muhammad el árabe (PyB). Si uno de ellos abandona las enseñanzas del Profeta y se ubica fuera de su redil, no reconoce ningún otro profeta ni a Allah. Tampoco sabe ninguno de los fundamentos de su espíritu que preservará sus perfecciones. Porque debido a que Muhammad (PyB) es el último y el más grande de los profetas, su religión y llamado son para toda la humanidad. Ya que el Profeta (PyB) es superior a todos con respecto a sus milagros y religión y es como un maestro para toda la humanidad en todos los asuntos concernientes a la realidad, y ha probado esto de manera brillante durante catorce siglos, es causa de orgullo para la humanidad. Un musulmán que abandona las enseñanzas esenciales de Muhammad y los principios de su religión ciertamente no es capaz de encontrar ninguna luz ni alcanzar ninguna perfección. Está condenado a una absoluta decadencia.

Y entonces, ¡qué infortunados que son los adictos a los placeres de la vida de este mundo y con ansiedad en el futuro luchan por asegurarlo y pelean por sus vidas!  Si quieren placer, delicias, felicidad y comodidad en este mundo, háganlo con lo que es lícito. Es suficiente para vuestro entretenimiento. Seguramente han entendido de otras partes de los libros de Risale-i Nur que en cada placer que está fuera de esto y es ilícito, existen miles de dolores.

Si los hechos futuros, por ejemplo, de aquí a cincuenta años, se mostraran como en el cine de la misma manera que se muestran los eventos del pasado, aquellos quienes practican los vicios, llorarían con horror y disgusto de aquellas cosas que hoy los divierten.

Quienes deseen estar eterna y permanentemente felices en este mundo y en el próximo, que tomen como guía la enseñanza de Muhammad (PyB) dentro de los límites de la fe.