PALABRA TREINTA

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Palabra Treinta

[Esta Palabra descubre el misterio de la creación al resolver un misterio importante del Sabio Corán. Es una explicación de ‘Ene’  y ‘Zerre’  en cuanto a una ‘Alif’  y un ‘Punto’. Consiste de dos Objetivos. El primero de estos se refiere a la naturaleza y el resultado del ‘Yo’ humano, y el segundo, el movimiento y las tareas de las partículas.]

Primer Objetivo

اِنَّا عَرَضْنَا الْاَمَانَةَ ﱰ السَّمٰوَاتِ وَالْاَرْضِ وَالْجِبَاـلِـ فَأَبَـيْنَ اَنْ

 يَحْمِلْنَهَا وَاَشْفَقْنَ مِنْهَا وَحَمَلَهَا الْاِنْسَانُﮈ اِنَّهُ كَانَ ظَلُومًا جَهُولًاﮋ   [1]

Bismillahir Rahmanir Rahim

“En el Nombre de Allah el Clemente y el Misericordioso”

Indicaremos una sola joya del gran tesoro de esta aleya, como sigue: El “Ego” es un componente, un aspecto, de los numerosos aspectos de la “Responsabilidad”, desde la carga de la que el cielo, la tierra y las montañas se encogen y temían. Por cierto, desde la época de Adán hasta ahora, el “Ego” ha sido la semilla de un árbol terrible de Zaqqum [2] y al mismo tiempo, de un árbol luminoso de Tuba[3], que hace brotar ramas alrededor del mundo de la humanidad. Antes de intentar elucidar esta amplia verdad, daremos una explicación a modo de introducción que facilitará su comprensión.

Tal como el “Ego” es la llave para los Nombres Divinos, que son tesoros escondidos, así también es la llave al misterio cerrado del universo; es un enigma a resolver, un misterio maravilloso. Cuando se conoce su naturaleza, el “Ego” mismo, ese enigma extraño, ese misterio sorprendente, se revela, así  revela el misterio del universo y los tesoros del Mundo Necesario. Hemos discutido este asunto como sigue en mi tratado en árabe, Semme (Imitaciones).

La llave del mundo está en manos del ser humano y está adjuntada a su alma. Porque mientras que aparentemente están abiertas, las puertas del universo en realidad están cerradas. Allah Todopoderoso le ha dado al ser humano por medio de una Responsabilidad, como una llave llamada “Ego”, que abre todas las puertas del mundo; Él le ha dado un “Ego” enigmático con el que puede descubrir los tesoros ocultos del Creador del universo. Pero el “Ego” también es un enigma extremadamente complicado y un misterio difícil de resolver. Cuando su verdadera naturaleza y el propósito de su creación se conocen, tal como se resuelve solo, así también lo hará el universo.

El Creador Omnisciente le dio al ser humano una Responsabilidad, un “Ego” que comprende indicaciones y ejemplos que muestran y hacen reconocer las verdades de los atributos y funciones de Su soberanía, para que el “Ego” pueda ser una unidad de medida y se de a conocer los atributos de la soberanía y las funciones de la Divinidad. Sin embargo, la unidad de medida no es necesariamente una unidad verdadera y existente, como las líneas hipotéticas de la geometría, una unidad de medida está formada por una hipótesis y una suposición. No es necesario que su real existencia esté establecida por el conocimiento concreto y las pruebas.

Pregunta: ¿Por qué el conocimiento de los atributos y Nombres de Allah Todopoderoso están conectados al “Ego”?

La Respuesta: Ya que algo absoluto y abarcativo no tiene límites ni fin, tampoco se le puede dar un diseño, forma, ni puede estar determinado; no se puede comprender lo que es su esencia. Por ejemplo, una luz interminable sin oscuridad no se puede conocer ni percibir. Pero si se traza una línea de oscuridad real o imaginaria, se da a conocer. Así, ya que los atributos de Allah Todopoderoso como el conocimiento y el poder, y los Nombres como el Omnisciente y el Compasivo abarcan todo, son ilimitados y sin igual, no se pueden determinar, y lo que son no se puede conocer ni percibir. En consecuencia, al no tener  límites ni un fin real, es necesario trazar uno hipotético e imaginario. El “Ego” imagina en sí mismo una soberanía ficticia, una propiedad, un poder y un conocimiento: traza una línea. Al hacerlo, pone un límite imaginario a los atributos abarcativos, diciendo: “Hasta aquí es lo mío, después de eso es de Él”; hace una división. Con las diminutas unidades de medida en sí mismo, lentamente comprende la verdadera naturaleza de los atributos.

Por ejemplo, con su imaginada soberanía sobre lo que posee, el “Ego” puede comprender la soberanía de su Creador sobre la creación contingente. Y con su propiedad aparente, puede comprender la verdadera propiedad de su Creador, diciendo: “Tal como yo soy el dueño de esta casa, así también el Creador es el dueño del universo”. Y con su conocimiento parcial, puede comprender Su conocimiento, y con la pequeña cantidad adquirida de arte, puede comprender el arte originario del Creador Glorioso. Por ejemplo, el “Ego” dice: “Tal como yo hice esta casa y la ordené, así también alguien debe haber hecho el universo y lo arregló”, y así sucesivamente. Miles de estados misteriosos, atributos y percepciones que dan a conocer y muestran en cierta forma que todos los atributos y funciones Divinos están contenidas en el “Ego”. Es decir, el “Ego” es como un espejo, una unidad de medida y una herramienta de descubrimiento, tiene un significado indicativo; al no tener significado en sí mismo, muestra el significado de otro. Es una hebra conciente de la gruesa cuerda del ser humano, un hilo delicado de la vestidura de la esencia de la humanidad, es una letra Alif del libro del carácter de la humanidad, y tiene dos caras.

La primera de estas caras mira hacia el bien y la existencia. Con esta cara sólo es capaz de recibir el favor Divino; acepta lo que se le da, por sí misma no puede crear. Esta cara no es activa, no tiene la habilidad de crear. Su otra cara mira hacia el mal y va hacia la inexistencia. Esa cara es activa, tiene el poder de actuar. Además, la naturaleza real del “Ego” es indicativa: muestra el significado de las cosas más allá de sí mismo. Su soberanía es imaginaria. Su existencia es tan débil e insustancial que en sí mismo no puede cargar ni soportar nada. Más bien es una especie de balanza o medida, como un termómetro o un barómetro, que indica los grados y cantidades de cosas; es una medida que da a conocer los atributos absolutos, abarcativos e ilimitados del Ser Necesario.

Así, quien conoce su propio ser de esta manera, y comprende y actúa según eso, está incluido en las buenas nuevas de:

قَدْ اَفْلَحَ مَنْ زَكّٰيهَا Que habrá triunfado el que la purifique”.(Corán, 91:9)

Verdaderamente lleva a cabo la Responsabilidad, y por el telescopio de su “Ego”, ve lo que el universo es y qué tareas está realizando. Cuando obtiene información sobre el universo, ve que su “Ego” lo confirma. Este conocimiento permanecerá como luz y sabiduría para él; no se transformará en oscuridad y fugacidad. Cuando el “Ego” completa su tarea de esta manera, abandona su soberanía imaginaria y supuesta propiedad, que son las unidades de medida, y dice:

لَهُ الْمُلْكُ وَلَهُ الْحَمْدُ وَلَهُ الْحُكْمُ وَاِلَيْهِ تُرْجَعُونَ “Suya es la soberanía y Él es digno de alabanzas; Suyo es el juicio y hacia Él todos ustedes regresarán”. Alcanza verdadera adoración. Obtiene el rango de: ‘en la mejor armonía’ (Corán, 95:4).

Pero si, olvidando la sabiduría de su creación y abandonando la tarea de su naturaleza, el “Ego” se ve a sí mismo solamente a la luz de su significado concreto, si cree que es de su propiedad, entonces traiciona la Responsabilidad y cae  bajo la categoría de:

وَقَدْ خَاـبَـ مَنْ دَسّٰيهَا  “Y habrá perdido quien la lleve al extravío”. (Corán, 91:10) Fue de este aspecto de la Responsabilidad, en consecuencia, que hace que todos asocien copartícipes con Allah, el mal y el extravío, que los cielos, la tierra y las montañas estuvieran aterrorizados; temían asociarle copartícipes hipotéticos a Allah.

Por cierto, si el “Ego” no se conoce por lo que es, una Alif insustancial, un hilo, una línea hipotética, puede florecer debajo del suelo del secreto, hinchándose gradualmente. Impregnará todas las partes de un ser humano. Como un dragón gigante se tragará al ser humano; esa persona entera con todas sus facultades se convertirá, con bastante simpleza, en puro “Ego”. Entonces también, el “Egoísmo” de la raza humana le da fuerza al “Egoísmo” individual por medio del racismo humano y el racismo nacional, y el “Ego”, obteniendo apoyo del “Egoísmo” de la raza humana, desafía las órdenes del Creador Glorioso, como Satanás. Entonces, compara a todos, incluso a todo, con sí mismo; divide la soberanía de Allah Todopoderoso entre ellos y las causas. Cae en asociarle copartícipes a Allah a gran escala, indicando el significado de:     اِنَّ الشِّرْكَ لَظُلْمٌ عَظ۪يمٌNo asocies nada ni nadie con Allah, pues hacerlo es una enorme injusticia”. (Corán, 31:13) Es así como un hombre que roba una moneda de plata del tesoro público; sólo puede justificar su acción al acordar llevar una moneda de plata para cada uno de sus amigos que esté presente. Entonces el hombre que dice: “Me pertenezco”, debe creerlo y dice: “Todo es dueño de sí mismo”.

 

Así, mientras está en esta posición traicionera, el “Ego” está en absoluta ignorancia. Incluso si sabe miles de ramas de la ciencia, con ignorancia compuesta es más ignorante. Porque cuando sus sentidos y pensamientos revelan las luces del conocimiento del universo, aquellas luces se extinguen porque ese “Ego” no encuentra ningún material dentro de sí mismo con el cual confirmarlos, iluminarlos y perpetuarlos. Cualquier cosa que encuentre está teñida con los colores que están dentro de él. Incluso si encuentra sabiduría pura, la sabiduría toma la forma, dentro de ese “Ego”, de fugacidad absoluta. Porque el color de un “Ego” que está en esta condición es el ateísmo y asociarle copartícipes a Allah, es negar a Allah Todopoderoso. Si todo el universo está lleno de signos brillantes, un punto oscuro en el “Ego” los esconde de la vista, como si estuviera extinguido.

La naturaleza del ser humano y el “Ego” dentro de su naturaleza se han explicado con claridad y en detalle en la Palabra Once, como el significado que refleja a su Creador. Se muestran como una balanza muy sensible y una medida precisa, un índice abarcativo y un mapa perfecto, un espejo abarcativo, un calendario adecuado y una agenda  para el universo. Ya que consideramos que la explicación en esa Palabra es suficiente y podemos referirnos a ella, abreviamos y concluimos aquí la introducción. Si has comprendido la introducción, ven, démosle entrada a la verdad.

Considera esto: en el mundo de la humanidad, desde la época de Adán hasta ahora, dos grandes corrientes, dos líneas de pensamiento, han existido siempre y así continuarán. Como dos árboles poderosos, han desplegado sus ramas en todas las direcciones y en cada clase de la humanidad. Una de ellas es la línea de la profecía y la religión, la otra línea es la filosofía en sus variadas formas. Cada vez que esas dos líneas estuvieron de acuerdo y unidas, es decir, si la línea de la filosofía, unida a la línea de la religión, fue obediente y al servicio de ella, el mundo de la humanidad ha experimentado una felicidad brillante y vida social. Mientras que, cuando se han separado, el bien y la luz han sido arrojados al lado de la línea de la profecía y la religión, y el mal y el extravío al lado de la línea de la filosofía. Ahora encontremos el origen y los fundamentos de esas dos líneas.

La línea de la filosofía que no obedece a la línea de la religión, tomando la forma de un árbol de Zaqqum, esparce la oscuridad de asociar copartícipes a Allah y el extravío para todos lados. En la rama del poder del intelecto, incluso, produce el fruto del ateísmo, el materialismo y el naturalismo para el consumo del intelecto humano. Y en la rama del poder de la furia, vierte las tiranías de Nimrod, del Faraón y de Shaddad sobre la humanidad[4]. Y en la rama del poder de los apetitos animales, alimenta y carga el fruto de la bondad, de los ídolos y de aquellos que afirman divinidad.

El origen del árbol de Zaqqum junto con el de la línea profética, que es como el árbol de Tuba de adoración, está en las dos caras del “Ego”. Las ramas benditas de la línea profética en el jardín del globo terráqueo son las siguientes: en la rama del poder del intelecto, se han nutrido los frutos de los profetas, los mensajeros y los evliyas, los veraces. En la rama del poder de la repulsión, han surgido reyes angelicales y gobernadores justos. Y en la rama del poder de atracción, ha surgido gente de buen carácter y modales modestos y bellos, tanto generosos como llenos de gracia. Entonces la línea profética ha mostrado cómo la humanidad es el fruto más perfecto del universo. Explicaremos las dos caras del “Ego” como la raíz, el pivote y como una semilla principal de esos dos árboles. Es decir, la profecía se agarra de una cara del “Ego”, y la filosofía se agarra de la otra, haciendo que así se diferencien.

La Primera Cara, que es la cara de la profecía: Es el origen de la adoración pura. Es decir, el “Ego” se conoce a sí mismo como un siervo. Se da cuenta de que sirve a alguien más que a sí mismo. Su esencia sólo tiene un significado que refleja a su Creador. Por lo que comprende que lleva el significado de otro. Su existencia es dependiente; cree que su existencia se debe sólo a la existencia de otro, y que la continuación de su existencia se debe sólo a la creatividad de ese otro. Su propiedad es ilusoria; o sea, sabe que con el permiso de su dueño tiene una propiedad aparente y temporaria. Su realidad es como una sombra; es decir, una sombra contingente e insignificante que muestra la manifestación de una realidad verdadera y necesaria. En cuanto a su función, al ser una medida y un equilibrio para los atributos y funciones de su Creador, es servicio conciente.

Es de esta manera que los profetas, los seres puros y los evliyas que descendían de la línea de los profetas, vieron al “Ego” y comprendieron la verdad. Cedieron la soberanía al Señor de Toda Soberanía y concluyeron que ese Señor Glorioso no tiene socios ni iguales, ni en Su soberanía, ni en Su dominación, ni en Su Divinidad. No necesita un asistente ni suplente. La llave para todas las cosas está en Su mano. Él tiene poder absoluto sobre todas las cosas. También concluyeron que las causas no son más que un velo aparente; la naturaleza es el conjunto de reglas de Su creación, una colección de Sus leyes, y la forma en que Él demuestra Su poder.

Así, esta cara brillante, luminosa y bella es como una semilla viva y significativa de la cual el Creador Glorioso ha creado el árbol de Tuba de adoración, las ramas benditas que ha adornado con frutos luminosos todas las partes del mundo de la humanidad. Al disipar la oscuridad de todo el pasado, muestra que ese pasado largo no es un lugar de inexistencia ni una tumba amplia como la filosofía lo indica, sino que es un jardín radiante y un lugar de luz para las almas luminosas que han partido de este mundo, que se han librado de sus cargas pesadas y que están libres. Es una ascensión luminosa con muchos peldaños y una órbita de luces para las almas que pasan para que puedan saltar hacia la felicidad futura y eterna.

En cuanto a la segunda cara, está representada por la filosofía. Y en cuanto a la filosofía, ésta considera al “Ego” como el significado concreto de sí mismo. Es decir, declara que el “Ego” indica sólo a sí mismo, que su significado es en sí mismo. Considera que el “Ego” trabaja solamente por cuenta propia y  su existencia como necesaria y esencial, lo que significa que existe por sí mismo. Asume falsamente que el “Ego” es dueño de su propia vida y es el maestro real en su esfera de disposición. Supone que es una realidad constante. Y considera que su tarea es ser la perfección del ser, lo que se origina del amor propio; así mismo, las filosofías han construido sus modos de pensamiento sobre muchos de ese tipo de fundamentos corruptos. Hemos probado definitivamente en nuestros otros tratados, especialmente en las Palabras, más específicamente en la Palabra Doce y en la Veinticinco, qué infundados y corrompidos son estos fundamentos.

Incluso hombres como Platón y Aristóteles, Ibn-i Sina y Farabi, que fueron los genios y las autoridades más ilustres de la línea de la filosofía, dijeron que el objetivo primordial de la humanidad es compararse con el Ser Necesario, es decir, parecerse a Él de verdad. Así dictaron juicios como los faraones, y, provocando al “Egoísmo” y corriendo en los valles del politeísmo, abrieron el camino para diferentes formas de asociar copartícipes con Allah, como adorar causas, ídolos, a la naturaleza o a las estrellas. Cerraron las puertas de la impotencia y la debilidad, pobreza y necesidad, la deficiencia e imperfección, que son intrínsicos a los seres humanos, así obstruyendo el camino de la adoración. Al estar inmersos en el naturalismo y al ser completamente incapaz de emerger de la asociación de copartícipes con Allah, no pudieron encontrar el portón ancho del agradecimiento.

Por otra parte, la línea profética consideraba, en la forma de un adorador, que el objetivo de la humanidad y el deber de los seres humanos es estar moldeado por la ética y el buen carácter que Allah les ha dado, y, al reconocer su impotencia buscar refugio en el poder Divino, al ver su debilidad confiar en la fuerza Divina, al darse cuenta de su pobreza confiar en la misericordia Divina, al percibir su necesidad buscar ayuda de las riquezas Divinas, al ver sus faltas pedir perdón del perdón Divino, y al darse cuenta de su deficiencia ser glorificadores de la perfección Divina.

Entonces, porque la filosofía no obedece la línea de religión y así perdió su camino, es que el “Ego” tomó las riendas en sus propias manos y corrió hacia todo tipo de extravíos. Y del “Ego” que estaba en esta posición, un árbol de Zaqqum brotó y envolvió más de la mitad de la humanidad.

Así, en la rama del poder de los apetitos animales de ese árbol, los frutos que le ha presentado a las miradas de la humanidad son ídolos y dioses. Porque, según los principios de la filosofía, el poder es loable. “El juicio es del ganador” es su principio. “El ganador tiene fuerza” y “El poder es lo correcto”.[5] Le ha dado apoyo inmaterial a los tiranos, alentado a los déspotas e incentivado a los opresores a afirmar divinidad.

También, al adecuar la belleza en las obras de arte y en las delicadeza de la decoración; al atribuirlas a las obras de arte en sí mismas y sus decoraciones, y al no relacionarlas a la manifestación de la belleza sagrada y pura del Creador y Diseñador, dice: “Qué bello es”, en lugar de: “Qué bellamente ha sido hecho”, así considerando a cada uno como un ídolo digno de adoración. Además, porque admira a una belleza fraudulenta, presumida, ostentosa e hipócrita que puede ser vendida a cualquiera, ha proclamado a los hipócritas y ha hecho monumentos de gente como ídolos para sus propios adoradores[6]. En la rama del poder de la pasión de ese árbol, ha alimentado los frutos de Nimrods, Faraones y Shaddads grandes y pequeños gobernando sobre la humanidad desafortunada. En la rama de poder del intelecto, ha producido frutos como el ateísmo, materialismo y naturalismo en la mente de la humanidad, y la ha arrojado a la confusión del cerebro de la humanidad.

Ahora, para iluminar esta verdad, compararemos algunos de los miles de resultados que nacen de los fundamentos sanos de la línea profética con aquellos que se originan de fundamentos corrompidos del camino de la filosofía, mencionaremos tres o cuatros ejemplos.

Primer Ejemplo: Según la regla de: تَخَلَّقُوا بِاَخْلَاقِ اللّٰهِ Estar moldeado por la ética dada por Allah, que es uno de los principios de la línea profética en relación a la vida individual, está la instrucción de: “Distínganse por la moral que Allah os dio y vuélvanse a Allah Todopoderoso con humildad reconociendo vuestra impotencia, pobreza y defectuosidad, y entonces seáis un siervo en Su presencia”. Mientras que, la regla egoísta de la filosofía: “Trata de imitar al Necesariamente Existente” es el objetivo de la humanidad para la perfección. No, por cierto, la esencia de la humanidad se ha tejido con infinita impotencia, debilidad, pobreza y necesidad, mientras que la esencia del Necesariamente Existente es infinitamente omnipotente, poderosa, autosuficiente y sin necesidades.

Segundo Ejemplo: Entre los principios de la línea profética relacionada a la vida social están aquellos de asistencia mutua, magnanimidad y bendición. Éstas han sido aprovechadas para la ayuda y la asistencia de todas las cosas desde el sol y la luna hasta las plantas inclusive. La asistencia de las plantas a los animales, por ejemplo; la ayuda de los animales para los seres humanos, e, incluso la de las partículas de comida para las células del cuerpo. Mientras que, entre los principios de la línea de la filosofía relacionada a la vida social están los de conflicto, que brotan del mal uso de sus naturalezas por algunos tiranos, hombres brutos y bestias salvajes. Por cierto, han aceptado este principio de conflicto a un nivel tan fundamental y tan general que idiotamente han declarado: “La vida es un conflicto”.

Tercer Ejemplo: Uno de los resultados valiosos y principios exaltados de la línea profética relacionados a la unidad Divina es:

اَلْوَاحِدُ لَا يَصْدُرُ اِلَّا عَنِ الْوَاحِدِ Que significa “Ya que cada cosa en sí misma y todas las cosas colectivamente tienen unidad, en consecuencia deben ser la creación de un solo ser”. Mientras que una de las creencias de la filosofía antigua es:

اَلْوَاحِدُ لَا يَصْدُرُ عَنْهُ اِلَّا الْوَاحِدُ  Quiere decir “De un ser, sólo una cosa puede proceder. Todo lo demás procede de sí mismo por medio de intermediarios”.

Este principio engañoso de la filosofía, que está manchado por asociar copartícipes con Allah, presenta al Absolutamente Autosuficiente y Omnipotente como si tuviera la necesidad de intermediarios impotentes y le da a las causas y a los intermediarios un tipo de asociación en Su soberanía. Le atribuye al Creador Glorioso el título de ‘Inteligencia Principal’, que de hecho indica el estatus de ser vivo. Además, distribuye el resto de Su soberanía a las causas y a los intermediarios, abriendo camino a la asociación de copartícipes con Allah de una manera muy abarcativa. Si los iluministas (Isharaqiyyun), que eran los filósofos preeminentes, pronunciaron tonterías como esta, puedes imaginarte cuántas cosas más absurdas serán las que dicen los filósofos inferiores, como los materialistas y naturalistas.

Cuarto Ejemplo: Según el significado de:

وَاِـنْـ مِنْ شَىْءٍ اِلَّا يُسَبِّحُ بِحَمْدِه۪ No hay nada que no Lo glorifique alabándolo”. (Corán, 17:44) que es uno de los principios sabios de la profecía, “Si el propósito y la sabiduría de todo, en especial cada ser vivo, tiene un aspecto que se refiere al ser mismo, entonces los propósitos que se refieren a su Hacedor y las instancias de sabiduría que se refieren a su Creador deben ser millares. Cada cosa, un solo fruto, por ejemplo, tiene tanta sabiduría y tantos propósitos como todos los frutos del árbol”. Este principio, que es verdad pura.

Mientras que los principios sin sentido de una filosofía engañosa que no se ha unido a la línea profética dice: “El propósito de todo ser vivo se refiere a sí mismo o está conectado a los beneficios para la humanidad”, así considerando en ello una inutilidad extremadamente sin sentido y adjuntándole un propósito, un fruto pequeño, a un árbol tan enorme como una montaña. Porque esta verdad se ha explicado en cierta forma en la Décima Verdad de la Palabra Diez Sin embargo, puedes extender estos cuatro ejemplo a miles de otros. Algunas partes se han mencionado en el tratado llamado Lameât (Reflejos), acortamos este tema aquí.[7]

Es por estos fundamentos corrompidos y estos resultados desastrosos de la filosofía que los genios entre los filósofos musulmanes como Ibn-i Sina y Farabi se encantaron con su brillo aparente, se engañaron al tomar este camino, y así obtuvieron sólo el rango de un creyente común. Incluso Hujjat al-Islam al-Ghazzali no les otorgó ese rango.

También, los más destacados Mutazilíes, que eran los eruditos más educados de la teología islámica, al fascinarse por el glamour aparente del camino de la filosofía y al estar involucrados de cerca con ella, asumieron que el intelecto es autosuficiente. Es por esto que sólo pudieron obtener el rango de creyentes desviados y novicios. Además, por esas figuras literarias famosas del Islam, como Abu al-‘Ala al-Ma’arri, que era renombrado por su pesimismo, y ‘Umar Khayyam, que se caracterizaba por su llanto lastimoso, se complacieron con la línea de la filosofía que acariciaba sus almas malignas, recibieron rechazos despectivos, condenatorios y bofetadas aleccionadoras de la gente de la verdad y la perfección, que expresaron:: “Estáis siendo insolentes, os estáis acercando a la herejía y estáis diseminando la herejía”.

Otro resultado de los fundamentos corrompidos de la línea de la filosofía es que a pesar de que el “Ego” tiene, en sí mismo, una esencia tan insustancial como el aire, porque la actitud ominosa de la filosofía la considera como relacionada sólo a sí mismo, es como si ese “Ego” como vapor se volviera líquido; y entonces, por su familiaridad y preocupación con el materialismo, se endurece. Luego, a través de la negligencia y la negación, ese “Egoísmo” se congela. Entonces, a través de la rebeldía se vuelve opaco y pierde su transparencia. Gradualmente se vuelve denso y envuelve a su dueño. Se dilata con los pensamientos de la humanidad. Después, asumiendo que el resto de la humanidad e incluso las causas son como él mismo, a pesar de no aceptarlo y renunciar a ello, le da a cada uno el estatus de faraón. En este punto asume su posición desafiando las órdenes del Creador Glorioso, dice:

مَنْ يُحْىِ الْعِظَامَ وَهِىَ رَم۪يمٌ ¿Quién dará vida a los huesos cuando ya estén carcomidos?” (Corán, 36:78) Y, como un desafío, acusa al Absolutamente Omnipotente de impotencia. Incluso interviene en los atributos del Creador Glorioso. Los rechaza, niega o distorsiona lo que no se adecua a sus intereses y no le complace al alma maligna faraónica.

Un grupo de filósofos, al llamar a Allah Todopoderoso ‘Sin Elección’, negaron la elección de Allah. Rechazaron el testimonio interminable de toda la creación, que demuestra que Él tiene elección. ¡Glorificado sea Allah! A pesar de que todos los seres del universo desde las partículas hasta el sol muestran que el Creador tiene elección, cada uno con su propia individualidad señalada, su orden, sabiduría y medida, Los ojos de esta filosofía ciega no lo ven. Además, otro grupo de filósofos dijo: “El conocimiento Divino no se ocupa de asuntos insignificantes”, y, al negar su amplitud increíble, también  rechazó el testimonio veraz de todos los seres.

Además, al atribuir los efectos a las causas, la filosofía le ha dado a la naturaleza el poder de crear. Como se ha demostrado definitivamente en la Palabra Veintidós, ya que la filosofía no ve el sello brillante y evidente en todas las cosas como signo del Creador de Todas las Cosas, y asume que la naturaleza es lo que las origina, que es impotente, inanimada, inconsciente y ciega y cuyo poder aparente está en las manos de la casualidad y las fuerzas que también son ciegas, le atribuye a la naturaleza algunos seres, cada uno de los cuales expresa miles de instancias de sabiduría exaltada y es como una misiva de Allah, todo lo que existe necesita de Él, sin que Él necesite nada.

Además, los filósofos no encontraron la puerta de la resurrección y del Más Allá, que, como se demostró en la Palabra Diez, Allah Todopoderoso demuestra con todos Sus Nombres, y el universo con todas sus verdades, y la línea profética con todas sus verificaciones, y los libros revelados con todas sus frases. En consecuencia, negaron la resurrección y le atribuyeron eternidad a los espíritus. Puedes deducir de estas supersticiones lo que serían sus puntos de vista sobre otros asuntos. Por cierto, Satanás ha elevado las mentes de los filósofos ateos como si fuera con el pico y la garra del “Ego” y los ha arrojado en los valles del extravío y las arruinó. Así, en el macrocosmos, el “ego” es el ídolo, como aquellos que están en el macrocosmos como la naturaleza.

فَمَنْ يَكْــفُرْ بِالطَّاغُوتِ وَيُؤْمِنْ بِاللّٰهِ فَقَدِ اسْتَمْسَكَ بِالْعُرْوَةِ الْوُثْقٰىﮍ

لَا انْفِصَامَ لَهَاﮈ وَاللّٰهُ سَم۪يعٌ عَل۪يمٌ  [8]

Es apropiado mencionar aquí el significado de un hecho ficticio que describí en semi-verso en Lemeât como un viaje imaginario, que iluminará la verdad anteriormente mencionada.

Ocho años antes de escribir este tratado, en Estambul durante el mes de Ramadán, cuando el Viejo Said, que estaba conectado al estudio de la filosofía, estuvo a punto de transformarse en el Nuevo Said, mientras reflexionaba sobre los tres caminos que están indicados al final de la Sura al-Fatiha:

صِرَاطَ الَّذ۪ينَ اَنْعَمْتَ عَلَيْهِمْ غَـيْرِ الْمَغْضُوـبِـ عَلَيْهِمْ وَلَا الضَّٓالّ۪ـين[9]

Vi algo parecido a un sueño o una visión, un hecho imaginario, que fue como sigue.

Me vi a mí mismo en un amplio desierto. Una capa de nubes turbias, desalentadoras y sofocantes habían cubierto toda la faz de la tierra. No había ni una brisa, ni luz, ni agua, no había nada de esto. Imaginé que en todas partes estaba lleno de monstruos, seres peligrosos y espantosos. Se me ocurrió que del otro lado de esta tierra habría luz, brisa y agua. Era necesario llegar hasta allí. Me di cuenta que era llevado hacia allí involuntariamente. Bajo la tierra atravesé mi camino arrastrándome por una cueva como un túnel y gradualmente viajé a través de la tierra. Vi que mucha gente había pasado por este camino subterráneo antes que yo, en todos lados estaban sumergidos. Vi sus huellas, y una vez oí algunas de sus voces, luego cesaron.

¡Oh, amigo mío que me acompañas con tu imaginación en mi viaje imaginario! Esa tierra es la naturaleza y la filosofía del naturalismo. Y el túnel es el camino que los filósofos han abierto con su pensamiento para alcanzar la verdad. Las huellas que vi eran aquellas de los filósofos famosos como Platón y Aristóteles[10], y las voces que oí eran las que aquellos genios como Ibn-i Sina y Farabi. Por cierto, vi las cosas que Ibn-i Sina había dicho y algunos de sus principios, pero se había atorado, no pudo ir más allá, se sumergió antes de llegar a la verdad. De cualquier modo, para salvarte de la curiosidad, te mostré una pequeña parte de la verdad. Ahora regreso a mi viaje.

Gradualmente me di cuenta que me habían dado dos cosas para usar. Una era una linterna; disiparía la oscuridad de esa naturaleza subterránea. La otra era un artefacto, que, al golpear rocas poderosas y piedras enormes, abriría un camino para mí. Me dijeron: “Esta linterna y este artefacto te fueron dados del tesoro del Corán”. Entonces los cargué por un largo tiempo en este camino. Luego, de repente, me di cuenta de que había salido por el otro lado. Vi un mundo donde en todas partes había celebraciones y un sol brillante en una brisa muy hermosa y vigorizante de primavera y agua deliciosa de vida. Dije: “¡Todas las alabanzas sean para Allah!”

Entonces me di cuenta de que no era mi propio dueño, alguien me estaba poniendo a prueba. Como en la primera parte del viaje, me encontré en ese amplio desierto bajo las nubes sofocantes. Y, a pesar de que ahora estaba en otro camino, aún alguien me estaba conduciendo. Esta vez no bajo la tierra; estaba haciendo este largo viaje sobre la faz de la tierra para alcanzar el otro lado. Vi cosas tan raras y curiosas en esta parte de mi viaje que no se pueden describir… El mar estaba furioso, las tormentas me amenazaban, todo me causaba dificultad. Pero una vez más, con los medios de viaje que me habían dado del Corán, pude superarlo y lo pasé. En el camino vi que había cadáveres de viajantes por todas partes. Aquellos que habían completado el viaje eran uno de mil. A ese paso, luego de ser salvado de la nube había llegado al otro lado de la tierra y había salido a la vista del sol resplandeciente. Respirando en la brisa energizante, declaré: “¡Todas las alabanzas sean de Allah!”

Comencé a mirar a todos lados en ese mundo como un cielo. Entonces vi que había alguien que no me dejaba estar allí. En un instante me llevó a ese amplio desierto como si me mostrara otro camino. Allí vi distintos tipos de cosas, algunas como aeroplanos, algunas como autos, algunas como montacargas, que habían descendido como ascensores. Quien sea que, según su poder y capacidad, saltara sobre ellos, era tomado. Yo, también, salté sobre uno de ellos, y en un minuto me llevó por encima de la nube. Salí a las más bellas cimas de montañas espectaculares y verdes. La capa de nubes no llegaba más allá de la mitad de las montañas. En todas partes había brisas gentiles, la más deliciosa agua y las luces más delicadas. Vi que por todos lados estaban estos vehículos luminosos como ascensores. A pesar de que yo los había visto en las primeras dos partes de mi viaje y sobre la otra cara de la tierra, no había comprendido lo que eran. Ahora me daba cuenta de que eran manifestaciones de las aleyas del Sabio Corán.

Así, el primer camino, que está indicado por: وَلَاالضَّٓالّ۪ـين “ni el de los extraviados”, es el de aquellos que están sumergidos en la naturaleza y aquellos que son seguidores de la filosofía del naturalismo. Has visto en este primer camino cuántas dificultades hay al pasar hacia la verdad y la luz. El segundo camino, que está indicado por:

غَـيْرِالْمَغْضُوبِ “no el de los que son motivo de ira”, es aquél de los que adoran las causas y aquellos que le dan el poder de crear y el efecto a intermediarios, como los filósofos peripatéticos. Estos intentaron abrir el camino de la verdad absoluta y del conocimiento del Necesariamente Existente por medio sólo del intelecto y de la razón. En cuanto al tercer camino, que está indicado por:

اَلَّذ۪ينَ اَنْعَمْتَ عَلَيْهِمْ  “el camino de los que has favorecido”, es la carretera luminosa de la gente del Corán, que es la gente del camino recto. Esta carretera luminosa es un camino revelado y otorgado por el Más Misericordioso. Es el camino más corto, más fácil y más seguro y está abierto para todos.

 

 

[1] Corán, 33:72

[2] Ver Corán, 37:62; 44:43; 56:52.

[3] Ver Corán 13:29

[4] Fue el pantano de la filosofía naturalista lo que originó ídolos y estableció dioses en las cabezas de los antiguos griegos, eso alimentó y nutrió a personas como Nimrod y los Faraones. Una vez más fue esa misma filosofía naturalista lo que produjo las filosofías del antiguo Egipto y Babilonia, que alcanzó el grado de magia o bien, ya que estaban representados por la elite, se consideraban mágicos por la gente en general. Seguramente, si el ser humano no percibe la luz de Allah Todopoderoso por el velo de la naturaleza, le atribuirá divinidad a todo y así se provocará para sí nada más que problemas.

[5] El principio de la profecía dice: “El poder está en lo correcto; lo correcto no está en el poder”. Así detiene a la tiranía y asegura la justicia.

[6] Es decir, para parecer deseable para sus adoradores y para obtener su atención, aquellas personas como ídolos muestran, a través de la ostentación hipócrita, un tipo de actitud como adoración.

[7] Este tratado llamado Lameât (Reflejos) se puso al fin del libro Palabras con la orden de nuestro Maestro Said Nursi                                             sus alumnos en su servicio

 

[8] Corán, 2:256

[9] Corán, 1:7

[10] Si dices: “¿Quién te crees que eres para desafiar a estos famosos filósofos? ¿Tú eres como una mera mosca y aún así te entrometes en el vuelo de las águilas?”, te respondería: “Mientras tenga un maestro eterno como el Corán, en los asuntos relacionados con la verdad y el conocimiento de Allah, no tengo que darle tanto valor como el de un ala de una mosca a esas águilas, que son los estudiantes de la filosofía extraviada y del intelecto engañoso. Sin importar qué tan inferior yo sea comparado con ellos, su maestro es mil veces más inferior que el mío. Con la ayuda de mi maestro, sea lo que sea que los haya hecho sumergirse ni siquiera me ha humedecido los dedos de los pies. Un soldado insignificante que actúa según las leyes y las órdenes de un gran rey puede lograr más que un gran mariscal de campo de un rey insignificante…”