Una súplica

Una súplica

¡Oh, Allah mío y mi Sustentador!

Veo a través de los ojos de la fe, la instrucción y la luz del Corán, las enseñanzas del Noble Mensajero de Allah (PyB), y las indicaciones del Nombre del Omnisciente, que en los cielos no hay rotaciones ni movimientos que por su orden y regularidad no señalen Tu existencia. No hay cuerpo celeste que por el acatamiento silencioso de sus tareas y por permanecer en su lugar sin un soporte no dé testimonio de Tu dominación y unidad. No hay estrella que por su creación equilibrada, posición regular, sonrisa luminosa y marca de similitud con las otras estrellas no indique la majestuosidad de Tu Divinidad y de Tu unidad. No hay ni uno de los doce planetas que por su movimiento sabio, subyugación dócil, tareas ordenadas y satélites significativos, que no dé testimonio de Tu necesaria existencia e indique la soberanía de Tu Divinidad.

Sí,  – ¡oh, Creador de los cielos y de la tierra, que diriges y administras todas las partículas y a todos sus componentes ordenados, y haces girar a los planetas y a sus satélites regulares, subyugándolos a Sus órdenes! – tal como cada habitante de los cielos da testimonio por sí mismo, así también en su lealtad dan testimonio de Tu necesaria existencia y unidad de un modo que es tan claro y poderoso que las pruebas brillantes tan numerosas como las estrellas en el firmamento afirman ese testimonio.

Además, al parecerse como un ejército común o una flota imperial engalanada con luces brillantes, los cielos límpidos, hermosos y sin una sola mancha, con sus cuerpos celestes inmensos y veloces, señalan claramente al esplendor de Tu dominación y lo tremendo de Tu poder, que crea todas las cosas; y a la extensión ilimitada de Tu soberanía, que se esparce en los cielos, y a Tu misericordia, que abarca a todos los seres vivientes; y da testimonio indudablemente de lo exhaustivo de Tu conocimiento, que tiene que ver con todos los estados y circunstancias de todos los seres de los cielos, y los abraza y los ordena, y a Tu sabiduría, que abarca todas las cosas. Este testimonio es tan evidente que es como si las estrellas fueran las palabras y la personificación luminosa del testimonio de los cielos.

Además, como soldados obedientes, barcos ordenados, aviones maravillosos o lámparas estupendas, las estrellas en la arena de los cielos, y en sus mares y vastos espacios, muestran el esplendor brillante de la soberanía de Tu Divinidad. Como se sugiere en las tareas del sol – una estrella entre los miembros de ese ejército – que están relacionadas con sus planetas y nuestra tierra, algunos de sus compañeros, las otras estrellas, miran a los mundos del Más Allá y no están sin tareas; son los soles de los mundos eternos.

¡Oh, Necesariamente Existente! ¡Oh, Único de Unidad!

Estas maravillosas estrellas, estos extraños soles y estas lunas, son subyugados, ordenados y empleados bajo Tu dominación, en Tus cielos, bajo Tus órdenes, poder y fuerza, y Tu administración y dirección. Todos esos cuerpos celestes glorifican y exaltan a su Único Creador, Que los crea, los hace girar y los administra; por la lengua de la disposición, declaran: “¡Glorificado sea Allah! ¡Allah es el Más Grande!”. A través de sus glorificaciones, yo también Te declaro sagrado.

¡Oh, Omnipotente de Gloria, escondido en la intensidad de Su manifestación y oculto en la magnificencia de Su grandeza! ¡Oh, Tú que tienes Poder Absoluto!

He comprendido a través de las enseñanzas del Sagrado Corán y de las instrucciones de Tu Más Noble Profeta (PyB) que tal como los cielos y las estrellas dan testimonio de Tu existencia y unidad, así también con sus nubes, relámpagos, truenos, vientos y lluvia, la atmósfera da testimonio de Tu necesaria existencia y unidad.

Sí, las nubes sin vida e inconscientes que envían el agua de la vida, la lluvia, para asistir a los seres vivos necesitados sólo lo hacen a través de Tu misericordia y sabiduría; las coincidencias confusas no pueden interferir de ninguna manera. La electricidad más poderosa, el relámpago, que aludiendo a su potencialidad de iluminar, alienta al ser humano a beneficiarse de él y enciende espectacularmente Tu poder en el espacio. El trueno anuncia la llegada de la lluvia, causando que el espacio ilimitado hable, y hace que los cielos resuenen con los retumbos de sus glorificaciones; Te consagra verbalmente, dando testimonio de Tu dominación. Los vientos, que están cargados de numerosas tareas como proveer el sustento más vital a los seres vivos, y lo más fácil con lo que beneficiarse, y asegurando y facilitando la respiración, por algún motivo convierte a la atmósfera en una “pizarra para escribir y borrar”, y así señala a la actividad de Tu poder y da testimonio de Tu existencia. De modo similar, la misericordia extraída por Tu compasión de las nubes y enviada a los seres vivos, da testimonio a través de las palabras de sus gotitas equilibradas y ordenadas según la amplitud de Tu misericordia y compasión.

¡Oh, Determinador Potente y Activo! ¡Oh, Sublime y Generoso Otorgador!

Las nubes, los relámpagos, el trueno, el viento y la lluvia, cada uno de ellos da testimonio por su cuenta de Tu necesaria existencia, y también como un todo, al estar uno dentro de otro y asistiéndose entre sí en sus tareas, a pesar que son diferentes y opuestos, indican de un modo poderoso Tu unidad. Ellos señalan también a la magnificencia de Tu dominación, que hace que la vasta atmósfera dentro de una exhibición de maravillas, algunos días llenándola y vaciándola varias veces; y a la inmensidad y la capacidad de penetración de Tu poder, que la hace parecer a una pizarra sobre la que se escribe y luego se borra, y la escurre como una esponja y riega el jardín de la tierra; y a Tu ilimitada misericordia y gobierno infinito, que bajo el velo de la atmósfera administran toda la tierra y todos los seres. Más aún, el aire está empleado en tareas tan sabias y las nubes y la lluvia están utilizadas para beneficios tan perspicaces que si no fuera por el conocimiento y la sabiduría que abarca todas las cosas, no podrían emplearse.

¡Oh, Tú Que actúas como Él desea!

A través de Tu actividad en la atmósfera, Tu poder, que constantemente demuestra los ejemplos de la resurrección de los muertos y la Gran Reunión, y transforma al verano en invierno y al invierno en verano en una hora, y actos similares, muestra signos de que transformará este mundo en el Más Allá y allí mostrará sus actos eternos.

¡Oh, Todopoderoso de Gloria!

El aire, las nubes, la lluvia, el trueno y el relámpago en la atmósfera son subyugados y empleados en Tu dominación, bajo Tus órdenes y poder y fuerza. Estos seres, que por su naturaleza son tan diferentes entre sí, santifican a su gobernante y comandante, que los hace someter instantáneamente a sus rápidas órdenes; alaban y exaltan Su misericordia.

¡Oh, Glorioso Creador de los Cielos y de la Tierra!

A través de las instrucción del Sagrado Corán y de las enseñanzas del Noble Mensajero de Allah (PyB), creo y sé que tal como los cielos dan testimonio de Tu necesaria existencia y unidad a través de sus estrellas y como la atmósfera da testimonio a través de todo lo que contiene, así también la tierra da testimonio de Tu existencia y unidad a través de sus seres y sus estados.

Ciertamente, no hay cambio en la tierra, como el de los árboles y animales que cambian sus vestimentas cada año, que a través de su orden no indique Tu existencia y unidad. No hay animal que a través de su sustento que le es provisto con compasión en relación a sus necesidades y debilidades, y que le es dado a todos los miembros y facultades necesarios para seguir viviendo, que no dé testimonio de Tu existencia y unidad. No hay planta ni animal creado ante nuestros ojos en la primavera que a través de su maravilloso arte, sus adornos sutiles, su distinción entre los demás seres, y a través de su orden y equilibrio, no Te de a conocer. Las maravillas de Tu poder que llenan la tierra y son conocidas como plantas y animales, y su creación de las semillas y granos y gotitas de líquidos, perfectamente, sin error, adornado, cada uno con su característica que lo distingue, desde el testimonio más brillante y poderoso que el sol hasta la existencia, la unidad, la sabiduría y el poder infinito de su Creador Omnisciente.

Además, no hay elemento, como el aire, el agua, la luz, el fuego y la tierra, que a través de la realización de sus tareas de manera consciente y perfecta a pesar de su falta de conciencia, y de ser el medio para que lleguen las diferentes frutas bien ordenadas del tesoro de lo Desconocido a pesar de ser simple, sin orden y de invadir y esparcirse por todos lados, no dé testimonio de Tu existencia y unidad.

¡Oh, Creador Omnipotente! ¡Oh, Omnisciente Generador de Formas! ¡Oh, Activo Creador!

Tal como, junto con todos los habitantes, la tierra da testimonio de la necesaria existencia de su Creador, así también, ¡Oh, Único de Unidad! ¡Oh, Clemente y Bondadoso! ¡Oh, Generosísimo Proveedor!, a través de la marca sobre su rostro y las marcas sobre los rostros de todos los habitantes y su unidad, y que están uno dentro de otro asistiéndose entre sí, y a través de todos los Nombres y actos de dominación que los ve como iguales, da testimonio con la mayor claridad de Tu unidad y unicidad; ciertamente ofrece testimonio a todos sus seres.

De igual modo, al ser un campamento del ejército, una exhibición, un lugar de instrucción, y por todas las cuatrocientas mil naciones diferentes que están presentes en las divisiones de sus plantas y animales a las que regularmente se les da el equipamiento necesario, la tierra señala la magnificencia de Tu dominación y el hecho de que Tu poder penetra en todas las cosas.

Además, todos los diferentes sustentos de los innumerables seres vivos, y el hecho que se les da, de manera compasiva, generosa y en el momento exacto, de la tierra simple y seca y la subyugación completa y obediente de las órdenes de la dominación de esos innumerables individuos, demuestra que Tu misericordia y Tu soberanía abarcan todas las cosas.

Además, el despacho de las caravanas de seres, que están en un estado de cambio constante sobre la tierra, y cómo se alternan la vida y la muerte, y la administración y el manejo de las plantas y animales, y que esto sea posible sólo a través del conocimiento que está relacionado con todas las cosas y de la infinita sabiduría que gobierna todas las cosas, señala Tu sabiduría y Tu conocimiento exhaustivo.

Además, la suprema importancia que se le da al ser humano, que en un breve lapso de tiempo realiza infinitas tareas, que ha sido equipado con habilidades y facultades que sugieren que vivirá por toda la eternidad, y que dispone de todas las cosas sobre la tierra; y la inversión hecha para él en el campo de entrenamiento del mundo, este campamento militar provisorio de la tierra, esta exhibición trascendente; y las manifestaciones ilimitadas de la dominación, las direcciones Divinas innumerables, y los incalculables regalos Divinos, que miran hacia él, seguramente no pueden estar contenidos en esta vida pasajera, penosa y confusa, este mundo transitorio tan lleno de tribulaciones. Ya que podrían estar sólo para otra vida, la eterna, y para una morada perpetua de bendición, señalan e incluso dan testimonio de las concesiones de la Otra Vida en el reino eterno.

¡Oh, Creador de todas las cosas!

Todos los seres de la tierra están administradas y subyugadas en Tus dominaciones, y Tu tierra, por Tu fuerza, poder y voluntad, y Tu conocimiento y sabiduría. La dominación cuya actividad se observa sobre la faz de la tierra es tan abarcativa y exhaustiva, y su administración y manejo son tan perfectos y precisos, y se lleva a cabo con tal igualdad que muestra que es un signo de dominación, una disposición, que es un todo que no puede romperse en partes y un universal que no se puede dividir. Junto con sus habitantes, la tierra santifica y glorifica a su Creador con innumerables lenguas mucho más claras que las palabras que se dicen; con las lenguas de sus seres, alaban y exaltan a su Glorioso Proveedor por Su infinita generosidad.

¡Oh, Purísimo y Sagrado, escondido en la intensidad de Su manifestación y oculto en la magnificencia de Su grandeza!

A través de las santificaciones y las glorificaciones de la tierra, yo te santifico y declaro que Tú estás libre de faltas, impotencia y copartícipes; y a través de todas sus alabanzas y exaltaciones, te ofrezco alabanzas y gracias.

¡Oh, Sustentador de la Tierra y de los Mares!

He comprendido de las enseñanzas del Corán y de las instrucciones de Tu Más Noble Profeta (PyB) que tal como los cielos, la atmósfera y la tierra dan testimonio de Tu unidad y necesaria existencia, así también los mares, ríos, arroyos y manantiales dan testimonios claros. Sí, no hay ser en los mares, que son como las calderas extrañas de nuestro mundo que producen vapor – no hay ni siquiera una gota de agua – que a través de su ser bien ordenado, sus beneficios y estado, no reconozca a su Creador. Y de los seres extraños cuyo espléndido sustento les es dado de simple arena y agua, y los seres vivos de los mares con sus seres bien ordenados, especialmente de los peces que pueblan los mares con un pez que produce un millón de huevos, no hay nada que por su creación y sus tareas, por cómo es mantenido y administrado, alimentado y supervisado, que no indique a su Creador y que no de testimonio de su Proveedor.

Además, de las preciosas y decoradas joyas de los mares, no hay ni una que por su creación atractiva y cualidades beneficiosas no Te reconozca y Te de a conocer. Sí, tal como dan testimonio de Ti únicamente, así también, en la medida en que están mezcladas entre sí, llevan la misma marca en sus naturalezas, están creadas con gran facilidad, y se encuentran en grandes cantidades, todo junto da testimonio de Tu unidad.

Además, a través de los mares, que rodean al globo terráqueo con sus masas de tierra, que se sostienen suspendidas sin derramarse ni dispersarse ni rebasar el suelo mientras la tierra viaja alrededor del sol; y creando los múltiples y decorados seres vivos y joyas tan sólo de la arena y el agua, y todo su sustento y otras necesidades que se les da en general y de modo cabal; y por su administración, y por ninguno de los inevitables cuerpos sin vida de sus compañeros que se encuentran en la superficie de los mares; todo da testimonio, indirectamente de su cantidad, de Tu necesaria existencia.

Además, tal como señalan claramente a la soberanía espléndida de Tu dominación y a la magnificencia de Tu poder, que abarca todas las cosas; así también indican la ilimitada amplitud de Tu misericordia y mando, que gobierna todas las cosas desde las enormes, y sin embargo ordenadas, estrellas más allá de los cielos hasta los peces más diminutos del fondo del mar, que son alimentados regularmente. Todo esto también señala Tu conocimiento y sabiduría, que como lo demuestran el orden, los beneficios, las instancias de sabiduría, y el balance y equilibrio de todas las cosas, las abarca y las comprende. Por haber tal reservorio de misericordia para los viajeros en esta casa de huéspedes del mundo y por ser utilizados para los viajes de los seres humanos, y por su barco, y su beneficio muestra que el Único Que otorga tal abundancia de regalos de los mares para sus huéspedes de una noche en un alojamiento al borde del camino, seguramente debe tener eternos mares de misericordia al asiento de Su mando eterno, y aquellos que están aquí son meramente sus muestras pequeñas y transitorias.

Así, la situación verdaderamente maravillosa de los mares alrededor de la tierra y la administración y alimentación sumamente ordenadas de sus seres demuestran por sí mismas que es sólo a través de Tu poder, voluntad y administración que son subyugados a Tus órdenes en Tus dominaciones; y a través de las lenguas de sus seres santifican a su Creador, declarando: “¡Allah es el Más Grande!”.

¡Oh, Todopoderoso de Gloria, Que haces las montañas como mástiles y bodegas de tesoros para el barco de la tierra!

Por la instrucción de Tu Noble Mensajero (PyB) y las enseñanzas del Sagrado Corán, he comprendido que tal como los mares con sus extraños seres Te reconocen y Te dan a conocer, así también lo hacen las montañas a través de los sabios servicios que prestan. Porque ellas se aseguran de liberar a la tierra de los efectos de los terremotos y de las convulsiones internas; la salva de ser rebasada por los mares; purifica el aire de los gases tóxicos; son tanques para guardar y almacenar agua; y son tesoros para los minerales y metales necesarios para los seres vivos.

Sí, no hay ni una piedra en las montañas, ni las variadas sustancias que se usan como remedios para las enfermedades, ni las variedades de metales y minerales, que son esenciales para los seres vivos y en especial para los seres humanos, ni las especies de plantas que adornan las montañas y las llanuras con sus flores y frutos, a través de la sabiduría, el orden y la delicada creación que demuestran, lo que es imposible de atribuirle a la coincidencia, que no dé testimonio de la necesaria existencia de un Hacedor Poderoso, Sabio, Compasivo y Munificente. Esto es especialmente verdadero en el caso de las sustancias que se encuentran en las montañas, como la sal, el óxido de potasio, el sulfato de quinina y el alumbre que superficialmente se parecen unos a otros, pero cuyos sabores son completamente diferentes; y también en el caso particular de todas las variedades de plantas y la gran diversidad de flores y frutos. Más aún, a través de ser administrados y manejados como una totalidad, y ya que sus orígenes, sus situaciones, su creación y su arte son todos diferentes, y por la facilidad, la rapidez y lo económico de su creación, dan testimonio de la unidad y la unicidad de su Creador.

Además, y que los seres sobre la superficie de las montañas y dentro de ellas sean creadas en todos los lugares de la tierra al mismo tiempo y de la misma forma, perfectamente y sin errores, sin que unos dependan de otros, y que sean creadas sin confusión a pesar de estar entremezcladas con todo tipo de otros seres, todas señalan el esplendor de Tu Dominación y la inmensidad de Tu poder, para el que nada es difícil.

Además, las montañas – tanto sus superficies como sus interiores – son llenadas en forma ordenada con árboles, plantas y minerales para que cubran las necesidades de todos los seres vivos de la tierra, e incluso para proveer los remedios para la gran cantidad de enfermedades diferentes, y para gratificar sus variados apetitos y gustos, y el hecho de estar de manifiesto para quienes las necesitan, indica la infinita amplitud de Tu misericordia y la infinita extensión de Tu soberanía. Mientras que el hecho de estar preparadas con perspicacia, sabiamente, sin confusión y en forma ordenada según las necesidades, a pesar de estar todas mezcladas en la oscuridad del suelo, indica Tu conocimiento exhaustivo, que abarca todas las cosas, y lo abarcativo de Tu sabiduría, que pone todas las cosas en orden. Luego, el almacenamiento de sustancias medicinales, minerales y metales señala claramente los procesos de Tu dominación y las precauciones sutiles de Tu gracia.

También, las montañas nobles que mantienen almacenadas en forma ordenada las reservas para cubrir las necesidades del futuro de los viajeros en la casa de huéspedes que es este mundo y que son los almacenes llenos de todos los tesoros necesarios para la vida, indican, ciertamente, y dan testimonio del Creador Que es así Munificente y Hospitalario, Omnisciente y Compasivo, Poderoso y Que Nutre, seguramente posee los tesoros eternos para Su otorgamiento ilimitado en un reino eterno, para Sus huéspedes a quienes claramente ama. Allí, las estrellas cumplirán la función que las montañas cumplen aquí.

¡Oh, Poderoso Sobre Todas las Cosas!

¡Las montañas y los seres en ellas están subyugados y almacenados bajo Tu dominación por Tu poder y fuerza, Tu conocimiento y sabiduría! Santifican y glorifican a su Creador, Que las subyuga y las emplea de esta manera.

¡Oh, Creador Misericordioso, Sustentador Compasivo!

A través de la instrucción de Tu Noble Mensajero (PyB) y de las enseñanzas del Sabio Corán, he comprendido que tal como los cielos, la atmósfera, la tierra, los mares y las montañas, junto a sus seres y todo lo que ellos contienen, Te reconocen y Te dan a conocer; así también lo hacen todos los árboles y las plantas, junto con todas sus hojas, flores y frutos. Todas sus hojas, con sus movimientos estáticos y sus recitaciones; todas sus flores, que describen con su decoración los Nombres de su Creador; y todos sus frutos, que sonríen con su simpatía y la manifestación de Tu compasión, dan testimonio – a través del orden dentro de su arte, que es absolutamente imposible de adjudicar a la coincidencia, y el equilibrio dentro del orden, y la belleza dentro del equilibrio, y los bordados dentro de belleza, y las delicadas y variadas esencias dentro de los bordados, y los sabores variados de las frutas dentro de las esencias – tan claro como para hacer evidente la necesaria existencia de un Creador Compasivo y Munificente. Al mismo tiempo, sus diferencias y sus similitudes a lo largo de la tierra, y el hecho que llevan la misma marca sobre su creación, y por estar relacionados en su administración y organización, y la coincidencia de los actos de creación y los Nombres Divinos conectados a ellos, y los innumerables miembros de sus cien mil especies que surgen una dentro de la otra sin confusión, todo esto forma un testimonio a través de ellos como un todo de la unidad y la unicidad de su Creador Necesariamente Existente.

Además, tal como dan testimonio de Tu necesaria existencia y unidad, así también la crianza y la administración en cientos de formas de los innumerables miembros del ejército de los seres vivos sobre la faz de la tierra, que está formada por cuatrocientos mil naciones diferentes, con perfección, sin confusión ni dificultad, señalan la majestuosidad de Tu dominación dentro de Tu unidad y la inmensidad de Tu poder, que crea una flor con tanta facilidad como crea la primavera, y que abarca todas las cosas. Ellos señalan también la ilimitada amplitud de Tu misericordia, que prepara innumerables variedades de alimentos para los animales y los seres humanos de la tierra; y a través de todos esos trabajos y concesiones, administración y crianza, que se llevan a cabo con una regularidad perfecta, indican ciertamente la infinita extensión de Tu gobierno; y a través de cada parte de esos árboles y plantas, como sus hojas, flores, frutos, raíces, ramas y ramitas creados con cada aspecto de ellos conocido y visible, de acuerdo con sus útiles propósitos, sus instancias de sabiduría y sus beneficios, todos ellos señalan claramente con innumerables dedos Tu conocimiento, que abarca todas las cosas, y lo exhaustivo de Tu sabiduría. Con innumerables lenguas, ellos alaban y exaltan la absolutamente perfecta belleza de Tu arte y la pura belleza de Tu concesión perfecta.

Además, estos maravillosos regalos y bendiciones, y estas extraordinarias inversiones y concesiones, en este hospedaje provisorio, esta casa de huéspedes transitoria, por este breve período de tiempo y esta vida efímera, indican, a través de las manos de los árboles y de las plantas, ciertamente dan testimonio, para que los seres no digan, contrariamente al resultado necesario de todos Sus gastos y concesiones que son para hacerse amar y darse a conocer: “Tú nos diste el sentido del gusto, pero luego nos ejecutaste sin permitirnos comer”; y no para anular la soberanía de Su Divinidad, y no para negar Su infinita misericordia y hacerla negar, y para no convertir a todos sus amigos ansiosos en enemigos al privarlos así, el Generoso y Compasivo tiene una certeza preparada para Sus siervos a quienes enviará a un reino que durará por siempre, un mundo eterno, árboles llenos de frutos y plantas con flores apropiadas para el Paraíso por los tesoros de Su misericordia, en Sus Paraísos eternos. Los de aquí son sólo ejemplos para mostrarles a los clientes.

Además, tal como a través de las palabras de sus hojas, las flores y los frutos, los árboles y las plantas Te alaban y Te glorifican, así también cada una de esas palabras individualmente declaran Tu Gloria. Las glorificaciones de los frutos en particular, a través de la lengua de la disposición, – con la gran variedad de su carne original, su arte maravilloso y sus semillas extraordinarias, y aquellas fuentes de comida que son entregadas a manos de los árboles y son ubicadas allí, y enviadas a Tus invitados vivos – son tan evidentes que son casi verbales. ¡Todas ellas están subyugadas y sometidas a Tus órdenes en Tu dominio a través de Tu poder y fuerza, y de Tu sabiduría y concesión!

¡Oh, Sabio Hacedor y Creador Compasivo, escondido en la intensidad de Su manifestación y oculto en la magnificencia de Su grandeza!

A través de las lenguas de todos los árboles y de las plantas, y sus hojas, flores y frutos, y en toda su cantidad, ¡Te alabo y exalto y Te declaro libre de todo defecto, impotencia y copartícipes!

¡Oh, Todopoderoso Creador! ¡Planificador Omnisciente! ¡Sustentador Compasivo!

A través de la instrucción de Tu Más Noble Mensajero (PyB) y de las enseñanzas del Sabio Corán, he comprendido y creído que tal como las plantas y los árboles Te reconocen y dan a conocer Tus atributos y Bellos Nombres, así también entre los seres humanos y los animales, que son esos seres vivos que tienen espíritus, no hay ninguno que a través de sus miembros internos y externos, que trabajan con la regularidad de un reloj, del orden y equilibrio delicados de sus cuerpos, y de los beneficios y propósitos significativos de sus sentidos y facultades, del arte grandioso en su creación, de estar engalanados con tanta sabiduría, el equilibrio preciso se sus sistemas físicos, no dé testimonio de Tu necesaria existencia y de la realidad de Tus atributos. Ya que las fuerzas ciegas, la naturaleza inconsciente y la coincidencia sin sentido no pueden de ninguna manera interferir en un arte tan delicado y perspicaz, en una sabiduría tal consciente y sutil ni en un equilibrio providencial tan perfecto; no pueden ser su trabajo; es imposible. También es absolutamente imposible que los seres vivos se hayan creado a sí mismos, porque entonces cada una de sus partículas debería tener el conocimiento abarcativo y la sabiduría como un dios, debería poder conocer, ver y hacer todas las partes de sus cuerpos para formarlos, ciertamente, deberían ser capaces de conocer, ver y hacer todo lo que en el mundo está conectado a ellos, entonces la creación del cuerpo podría ser adjudicada a él y se podría decir que “se creó a sí mismo”.

Además, el hecho de estar sujetos a la misma administración, y al mismo planeamiento, y de ser del mismo tipo, y de llevar la misma marca, como el parecido en rasgos como los ojos, las orejas y la boca, y la unidad en la marca de la sabiduría que se observa en los rostros de los miembros de la misma especie, y el parecido en la forma de sustentarse y de la creación, y de estar uno dentro de otro; no hay ninguna de estas circunstancias que no dé testimonio categóricamente de Tu unidad, y, por las manifestaciones de todos Tus Nombres que observan al universo que está en cada individuo, y de Tu unicidad dentro de la unidad.

Además, por estar equipados, entrenados y supeditados como un ejército regular y desde el más pequeño hasta el más grande se conforman en forma ordenada bajo las órdenes de la dominación, los seres humanos y las cien mil especies de animales sobre la faz de la tierra señalan el nivel de esplendor de esa dominación; y por su gran valor, a pesar de su gran cantidad, y su perfección, a pesar de la velocidad con la que son creados, y su gran arte, a pesar de la facilidad con la que son creados, al punto de grandeza tal de Tu poder. Además, señalan de forma contundente la extensión ilimitada de Tu misericordia, que envía sustento a todos ellos, desde el microbio hasta los rinocerontes, y de la mosca diminuta hasta el pájaro más grande, dispersos de este a oeste y de norte a sur; y desde todos ellos cumplen con sus funciones naturales como soldados cumpliendo órdenes, y desde cada primavera la faz de la tierra es el campamento de un ejército que recién toma las armas reemplazando a aquellos que han sido dados de baja el otoño anterior, hasta el alcance infinito de Tu soberanía.

Además, a través de un conocimiento profundo y una sabiduría precisa, los seres vivos, que son copias en miniatura del universo, y están hechos sin fallas, sin que ninguna de sus partes sea confusa ni que ninguna de sus formas diferentes esté mezclada, señalan en la misma cantidad a Tu conocimiento, que abarca todas las cosas, y Tu sabiduría, que comprende todas las cosas; mientras que al estar hechos con tanta delicadeza y belleza como para ser los milagros de arte y maravillas de sabiduría, indican de innumerables maneras la belleza absolutamente perfecta de Tu arte Divino, que Tú tanto amas y quieres exhibir; y a través de todos ellos, en especial de los jóvenes, que se alimentan de la forma más delicada, y que satisfacen sus deseos y anhelos, indican la dulce belleza de Tu gracia.

¡Oh, Tú que eres el Más Misericordioso y Compasivo! ¡Oh, Tú Que eres el Más Veraz con Su Promesa! ¡Dueño del Día del Juicio!

A través de la instrucción de Tu Noble Mensajero (PyB) y la guía del Sabio Corán, he comprendido que, ya que el más selecto resultado del universo es la vida, y la más selecta esencia de la vida es el espíritu, y los más selectos seres con espíritus son los seres inteligentes, y que de los seres inteligentes, el que tiene una naturaleza más exhaustiva es el ser humano; y ya que todo el universo está subyugado a la vida y trabaja para la vida, y los seres vivos están subyugados a los seres vivos con espíritus y son enviados a este mundo para ellos, y los seres con espíritus están subyugados al ser humano y lo asisten; y ya que por su naturaleza, el ser humano ama de todo corazón a su Creador y su Creador a su vez lo ama a él, y por todos los medios hace que Lo ame; y ya que la capacidad innata del ser humano y sus facultades espirituales tienen puestas las esperanzas en otro mundo permanente y otra vida eterna, y su corazón e inteligencia desean la eternidad con todas sus fuerzas, y su lengua le ruega a su Creador por la eternidad con interminables oraciones; Él seguramente no ofendería al ser humano, que Lo ama tanto y que es amado, causándole la muerte sin luego resucitarlo, y ya que Él lo creó por un amor eterno, hacerle sentir la hostilidad eterna; hacer eso sería imposible. Los seres humanos fueron enviados a trabajar en este mundo para que vivan felices en otro mundo eterno, y para ganarse esa vida. Los Nombres manifiestos en el ser humano, en esta vida breve y fugaz, indican que los seres humanos, que serán sus espejos en el reino eterno, recibirán sus manifestaciones eternas.

Sí, el verdadero amigo del Eterno debería ser eterno, y el espejo consciente del Duradero debería ser duradero.

Se comprende de narraciones verídicas que los espíritus de los animales vivirán eternamente, y que ciertos animales en particular, como la abubilla de Salomón (p.) y sus hormigas, la camella de Salih (p.), y el perro de los Compañeros de la Cueva, irán al reino eterno con sus cuerpos y espíritus, y que cada especie tendrá un solo cuerpo que podrá ser utilizado de vez en cuando. Esto también requiere de sabiduría y realidad, de misericordia y dominación.

¡Oh, Todopoderoso y que Subsiste por sí mismo!

Todos los seres vivos, que tienen espíritus, y los seres conscientes están subyugados a las órdenes de Tu dominación y están empleados en sus tareas innatas sólo a través de Tu poder y fuerza, Tu voluntad y planeamiento, Tu misericordia y sabiduría. Algunos han sido subyugados al ser humano, no por su poder y dominación, sino por la misericordia Divina debido a su debilidad innata y su impotencia. Tanto por sus actos como por el habla, los seres humanos absuelven a su Creador y Verdadero Objeto de Adoración de todo defecto y copartícipe, y ofreciéndole las gracias y las alabanzas por Sus bendiciones, realizan las adoraciones correspondientes.

¡Oh, Tú Que eres el Más Puro y Sagrado, escondido en la intensidad de Su manifestación y oculto en la magnificencia de Su grandeza!

Formando la intención, Te santifico con las glorificaciones de todos los seres con espíritus y declaro:

سُبْحَانَكَ يَامَنْ جَعَلَ مِنَ الْمَاءِكُلَّ شَيْءٍحَىٍّ

¡Oh, Sustentador de Todos los Mundos! ¡Oh, Allah de los Primeros y de los Últimos en llegar! ¡Oh, Sustentador de los Cielos y de la Tierra!

A través de la instrucción de Tu Noble Mensajero (PyB) y de las enseñanzas del Sabio Corán, he comprendido y creído que tal como los cielos, la atmósfera, la tierra, los mares, los árboles, las plantas y los animales, junto con sus miembros, partes y partículas, Te reconocen y dan testimonio de Tu existencia y unidad; así como también lo hacen todos los seres vivos, la esencia del universo, y el ser humano, la esencia de los seres vivos, y los profetas, evliyas y eruditos puros, la esencia de los seres humanos, y, a través de las visiones, revelaciones, inspiraciones y descubrimientos de sus corazones e intelectos, que forman la esencia de los profetas, evliyas y eruditos puros, dan testimonio con la certeza de un consenso multiplicado por cien de Tu necesaria existencia, unidad y unicidad, y nos informa de ellas; y con sus milagros, maravillas y ciertas pruebas, demuestran lo que nos dicen.

Sí, no hay nada que le ocurra al corazón, que observa a quien lo inspira por detrás del velo de lo Desconocido; y no hay inspiración, que hace que uno observe a quien le dio esa inspiración; y no hay fe verdadera, que revela en forma de ‘absoluta certeza’ Tus sagrados atributos y Más Bellos Nombres; y no hay corazón luminoso de los profetas y evliyas, que observan con la ‘visión certera’ las luces del Necesariamente Existente; y no hay intelecto iluminado de los eruditos puros y de los veraces, que confirma y prueba con ‘el conocimiento certero’ los signos de la existencia del Creador de Todas las Cosas y las pruebas de Su unidad; no hay ni uno de estos que no den testimonio de Tu necesaria existencia, de tus sagrados atributos, y de Tu unidad, unicidad y Más Bellos Nombres, y que no los señale y los indique.

Además, tal como al confiar en sus milagros, maravillas y pruebas, todos esos cientos de miles de veraces portadores de buenas nuevas dan testimonio de Tu existencia y unidad; y así unánimemente dan las buenas nuevas, proclamas y prueban el nivel de majestuosidad de Tu dominación, que gobierna desde la administración de la totalidad de los asuntos del Trono Sublime, que abarca todas las cosas, hasta saber, oír y administrar los pensamientos secretos y privados del corazón y sus deseos y súplicas. Ellos aclaran y prueban también la inmensidad de Tu poder, que crea innumerables cosas diferentes al mismo tiempo, y hace lo más grande tan fácilmente como lo más chico sin que un acto impida otro y sin que ningún asunto obstruya a otro.

Además, ellos dan las buenas nuevas y demuestran, a través de sus milagros y pruebas, la inmensa amplitud de Tu misericordia, que hace del universo un palacio magnífico para los seres con espíritus, especialmente el ser humano; Tú has preparado el Paraíso y la felicidad eterna para los genios y los seres humanos; no Te olvidas ni del ser vivo más diminuto e intentas satisfacer y conformar al corazón más impotente.

También dan noticias de la infinita extensión de Tu soberanía, que hacen acatar Tus órdenes a todos los reinos de seres, desde las partículas hasta los planetas, y los subyuga y los emplea.

Así también dan testimonio unánime de Tu conocimiento exhaustivo, que convierte al universo en un vasto libro que contiene tratados tan numerosos como sus partes, y graba la historia de vida de todos los seres en el Registro en Blanco y en el Libro en Blanco, que son los cuadernos de la Tabla Preservada e inscribe por completo y sin error en sus semillas los índices y programas de todos los árboles y las biografías y los seres conscientes en las memorias de sus cerebros.

Ellos dan testimonio también de lo exhaustiva que es Tu sagrada sabiduría, que le atribuye múltiples propósitos a todos los seres, haciendo que incluso los árboles produzcan tantos resultados como sus frutos, y sigue tantos beneficios en todos los seres vivos como la cantidad de sus miembros, e incluso sus partes y células, y empleando la lengua del ser humano en numerosas tareas, la emplea con la habilidad de pesar tantos sabores como la gran cantidad de comidas.

También unánimemente dan testimonio que las manifestaciones de los Nombres relacionados con Tu Belleza y Gloria, ejemplos que podemos encontrar en este mundo, continuarán de la forma más brillante por toda la eternidad, y que Tus bendiciones, ejemplos que pueden observarse en este mundo transitorio, persistirán en la morada de la dicha de la manera más brillante, y que quienes los anhelen en este mundo, los acompañarán y estarán junto a ellos por toda la eternidad.

Además, basándose en los cientos de milagros evidentes y signos decisivos, Tu Más Noble y más destacado Mensajero (PyB)  y el Sabio Corán, y los profetas con sus espíritus luminosos, y los evliyas, que son los polos espirituales con sus corazones llenos de luz, y los eruditos puros con sus intelectos iluminados, basándose en Tus repetidas amenazas y promesas en todas las sagradas escrituras, y confiando en Tus sagrados atributos, como Tu poder, misericordia, favor, sabiduría, gloria y belleza, y en Tus funciones, y la dignidad de Tu gloria, y la soberanía de Tu dominación, y como consecuencia de sus iluminaciones y visiones y fe al nivel del ‘conocimiento certero’, dan albricias a los seres humanos y a los genios sobre la felicidad eterna y les  informan sobre el Infierno para los desviados; ellos creen y dan testimonio de esto.

¡Oh, Todopoderoso y Sabio! ¡Oh, Tú, el Más Misericordioso y Compasivo! ¡Oh, Munificente y Veraz en Tu Promesa! ¡Oh, Tú Que todo lo Abarcas! ¡Convincente de Gloria, Dignidad, Grandeza e Ira!

Tú estás absolutamente exento de y exaltado por sobre la mentira que le dicen a tantos amigos leales, y tantas promesas, y atributos y funciones, y que niegan las certeras demandas de soberanía de Tu dominación y las oraciones y súplicas inacabables de Tus innumerables siervos aceptables, a quienes Tú amas y quienes atraen Tu amor al estar de acuerdo contigo y al obedecerte; y estás exento de confirmar la negación de la resurrección de las personas desviadas y de los incrédulos, que a través de su incredulidad, rebeldía y negación de Tus promesas, ofenden la magnificencia de Tu grandeza y afrentan Tu dignidad y Tu gloria y el honor de Tu Divinidad, y entristecen la compasión de Tu dominación. Yo declaro que Tu justicia, belleza y misericordia están exentas de tan infame tiranía, de tanta fealdad. Con todas las partículas de mi ser, quiero recitar la aleya:

سُبْحَانَهُ وَتَعَالَى عَمَّايَقُولُونَ عُلُوًّاكَبِيرًا

Ciertamente, Tus enviados veraces y mensajeros de Tu soberanía dan testimonio, con ‘absoluta certeza’, ‘conocimiento certero’ y ‘visión certera’, de los tesoros de Tu misericordia en el Más Allá y de los almacenes de Tus bendiciones en el reino eterno, y de las manifestaciones maravillosamente bellas de Tus Bellos Nombres, que se manifestarán por completo en la morada de la dicha, y dan las buenas nuevas. Al creer que el rayo supremo de Tu Nombre de la Verdad, que es la fuente, el sol y el protector de todas las realidades, es esta verdad de resurrección y Gran Reunión, se lo enseñan a Tus siervos.

¡Oh, Sustentador de los Profetas y de los Veraces!

Ellos son Tus súbditos y cargan con sus tareas en Tu dominación a través de Tus órdenes y de Tu poder, Tu voluntad y planeamiento, Tu conocimiento y sabiduría. Demuestran al santificarte, adularte y exaltarte, y al declarar que Tú eres el Único, que la tierra es un vasto lugar para Tu recuerdo y que el universo es una inmensa mezquita.

¡Oh, mi Sustentador y el Sustentador de los Cielos y de la Tierra! ¡Oh, mi Creador y el Creador de Todas las Cosas! ¡Por Tu poder, voluntad, sabiduría, soberanía y misericordia, que subyugan a los cielos y a sus estrellas, la tierra y todo lo que ella contiene, y todas los seres junto con sus atributos y actos, someten mi alma a mí y se subyugan ante mis deseos! ¡Subyuga los corazones de la gente ante Risale-i Nur para que puedan servir al Corán y a la fe! ¡Y otorgáme a mí y a mis hermanos la fe perfecta y una muerte feliz! ¡Tal como Tú has subyugado al mar ante Moisés (p.), al fuego ante Abraham (p.), a las montañas y al hierro ante David (p.), a los genios y a los humanos ante Salomón (p.), y al sol y a la luna ante Muhammad (PyB), así también subyuga a los corazones y las mentes ante Risale-i Nur! ¡Líbrame a mí y a todos los estudiantes de Risale-i Nur del alma maligna y de Satanás, y del tormento de la tumba y del Fuego Infernal, y otorgános la felicidad en el Paraíso! Amén. Amén. Amén.

 

سُبْحَانَكَ لاَعِلْمَ لَنَا اِلاَّمَا عَلَّمْتَنَااِنَّكَ اَنْتَ الْعَلِيمُ الْحَكِيمُ

وَ اٰخِرُ دَعْوَيهُمْ اَنِ الْحَمْدُ لِلَّهِ رَبِّ الْعَالَمِينَ

 

Si hubiese fallado en ofrecer a la Corte de mi Sustentador Compasivo esta pieza instructiva que he tomado del Corán y del Jawshan al-Kabir, una súplica del Profeta (PyB), como adoración en forma de pensamiento reflexivo, haciendo del Corán y del Jawshan mis intercesores, busco el perdón por mi falta.

Said Nursi

 

 

¡Por Tu Grandísimo Nombre, y en veneración del Corán de Milagrosa Exposición, y en honor a Tu Más Noble Mensajero, Sobre quien sean las bendiciones y la paz, otorga felicidad eterna en el Paraíso para los productores de este libro y para todos aquellos que los asistan! ¡Amén! Y otórgales el éxito interminable en el servicio de la fe y el Corán. ¡Amén! Y por cada letra de “Destellos” escribe mil méritos en los libros de sus buenas obras. ¡Amén! Y otórgales perseverancia, constancia y sinceridad al publicar Risale-i Nur. ¡Amén!

            ¡Oh, Misericordioso de los Misericordiosos! Otórgales la felicidad en este mundo y en el próximo a todos los Estudiantes de Risale-i Nur. ¡Amén! Presérvalos del mal de los demonios entre los genios y los seres humanos. ¡Amén! Y perdona las faltas de este impotente y desdichado Said. ¡Amén!

En nombre de todos los Estudiantes de Risale-i Nur,

Said Nursi